La dirección regional del PPCV, con Alberto Fabra a la cabeza, celebrará mañana viernes en el Elx su tradicional cena de inicio de curso político en un ambiente interno de auténtica guerra fría. Si se cumplen las previsiones de la organización, el jefe del Consell compartirá mesa y mantel con los que hoy en día son los principales referentes críticos a su gestión, entre ellos el titular de la cartera de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien se ha convertido en la particular bestia negra del presidente. El ministro con casa en Xàbia todavía no ha confirmado su presencia, aunque es, junto al ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, uno de los invitados ilustres con los que cuenta la organización para dar empaque al acto. Margallo, que todavía no ha perdonado a Fabra que se olvidara de invitarlo al acto-homenaje celebrado en mayo en L' Oceanogràfic, fue unos de los primeros en recibir la invitación. Su presencia, sin embargo, inquita a la dirección regional que espera aprovechar el encuentro para limar asperezas, aunque teme que el jefe de la diplomacia española incida en sus desplantes a Fabra. La tensión que se vivió en la cena organizada por el presidente del PP de Valencia, Alfonso Rus, en Sueca el pasado mes de julio todavía está en el recuerdo de todos. Durante su intervención pública, García-Margallo dejó claro que Fabra no es santo de su devoción al echarle en cara que no le invitara y asegurar que a lo largo de su trayectoria política siempre había ofrecido a todos los presidentes de la Generalitat, si bien unos le caían mejor que otros. Los dardos a Fabra continuaron durante el transcurso de la cena, ya en privado, en la mesa presidencial y en presencia del jefe del Consell que, aseguran fuentes conocedoras de lo ocurrido, aguantó estoico los comentarios del ministro. Sin embargo, la preocupación en la cúpula popular valenciana va más allá de si Fabra se expone mañana a otro trago similar. El ministro, que mantiene una excelente relación personal con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es crítico con Fabra en los foros que pisa hasta el punto de que, según las fuentes consultadas, es uno de quienes en el PP agitan la idea del relevo. Sus alabanzas hacia la titular de Educación, Maria José Català, cercana al presidente de las Corts, Juan Cotino, y amigo también de Margallo, no han pasado desapercibidas en el entorno más próximo al presidente. García-Margallo, con todo, sí mantiene una buena sintonía con el vicepresidente del Consell, José Císcar.

También está prevista la presencia en Elx de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, cuyas relaciones con el presidente siguen frías y muy alejadas de las que mantenía con el expresidente Francisco Camps. La presencia de Barberá en la Moncloa el pasado mes de julio ha hecho saltar las alarmas en la calle Quart. La alcaldesa es de las pocas dirigentes con acceso directo a Rajoy y su figura sigue siendo valorada en la calle Génova, incluso para, llegado el momento, ser cartel electoral de la Generalitat en 2015, una opción que sólo seguiría vigente si sale ilesa políticamente hablando del caso Urdangarín. Fuentes próximas a la alcaldesa han precisado que la entrevista con Rajoy antes de verano fue exclusivamente para abordar asuntos municipales.

El campo de minas en el que se mueve Alberto Fabra se completa con el barón provincial, Alfonso Rus, quien no faltará a la cena en Elx. De momento, el jefe de la diputación ya le puso a Fabra el lístón alto con la cena organizada en Sueca en la que movilizó a más de 1.500 personas; una demostración de fuerza tras la renovación de su estructura local y comarcal. El entorno de Rus mantiene que no respalda ninguna operación interna contra Fabra, aunque es evidente que no comparte muchas de las estrategias del Palau. La relación entre ellos no está rota (se hablan y se ven con cierta frecuencia), pero no empatizan. La figura del secretario general del PPCV, Serafín Castellano, es una de las fuentes de conflicto. El desenlace de la crisis provocada por Rafael Blasco, que se saldó en salida de éste del grupo antes de ser expulsado, fue otro foco de disputa.

También la presencia de Montoro, sin finalmente acude, puede ser complicada de gestionar para Fabra justo la semana en que el veto a la reforma del Estatuto para blindar las inversiones le ha dejado en evidencia. Uno de los promotores del veto fue Montoro, aunque también es el único que puede compensarle mediante un trato digno en los próximos presupuestos.