En la red ferroviaria convencional de Valencia y su área de influencia existen un total de 27 puntos conflictivos por cambios significativos de velocidad que podrían, o deberían, protegerse para mejorar la seguridad de los viajeros, según defiende el sindicato CGT. Como ayer adelantó Levante-EMV, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), responsable de construir y mantener las líneas, ha decidido aumentar la seguridad en 23 "puntos conflictivos" de la red de ferrocarril convencional de la Comunitat Valenciana. La medida se ha adoptado tras el accidente de Santiago del pasado 24 de julio en el que 79 personas perdieron la vida al descarrilar un tren que circulaba a 190 kilómetros por una curva limitada a 80 km/h. Por ello se ha reforzado la señalización y los sistemas de frenado automático en los tramos de toda España con características similares a las que propiciaron la tragedia de Santiago de Compostela: puntos de "transición significativa de velocidad" en los que el maquinista está obligado a reducir de forma drástica la velocidad.

A pesar del avance que se ha logado con la protección de los 23 puntos conflictivos, el sindicato CGT ha presentado en el comité de seguridad en la circulación de Renfe un listado con 27 más (ver el gráfico que acompaña esta información) y que representan "situaciones de riesgo en la circulación porque suponen una transición de velocidad suficientemente significativas como para tenerlas en cuenta y tomar medidas adicionales que garanticen, más si cabe, la seguridad en la circulación de estos puntos con un reducido coste pero con una alta eficacia".

La casuística es variopinta. En algunos casos la limitación de velocidad se debe a la presencia de curvas, como en Calaf o Sant Vicenç de Calders, en la línea Valencia-Tarragona. En otros se debe al paso por tramos con alguna infraestructura complicada como la precaución a 80 kilómetros por el túnel de la Font de la Figuera (cuando se viene de una velocidad de itinerario de 220 kilómetros por hora) o el puente sobre el río Júcar en Alzira por donde se debe reducir a 90 desde 155 kilómetros por hora.

Desde CGT explican que todas estas precauciones se encuentran, a día de hoy, "sin la protección de balizas de frenado" que permitirían detener al tren en el caso de que el maquinista cometiera un error o sufriera alguna indisposición. Un problema que se resolvería con la instalación de balizas ASFA (anuncio de señales y frenado automático) que frena a los trenes si sobrepasan las limitaciones de velocidad para las que están programadas. Las balizas ASFA emiten una primera señal de aviso con un pitido que el maquinista recibe en cabina. Si el conductor no reacciona, la baliza obliga el tren a frenar de forma automática.

Precisamente la falta de señalización adecuada que garantizara la seguridad en la línea Ourense-Santiago es el argumento que ha esgrimido el juez que investiga el accidente de Santiago, Luis Aláez, para imputar a responsables políticos y técnicos de Adif como responsables de las 79 muertes registradas el 24 de julio.