El Plan de Acción Territorial del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana „conocido como el Patricova„ sigue siendo agua de borrajas en Castelló. El 80 % de las actuaciones están pendientes diez años después de su aprobación. Las obras sin realizar corresponden a los municipios de Benicarló, Alcalà de Xivert, Peñíscola, Benlloch, Benicàssim, Orpesa, Burriana, Espadilla, Montán, Caudiel y Viver, y la mayoría de ellas corresponden a la adecuación de barrancos y cauce de los ríos que, se desbordan con la llegada de la gota fría.

El Patricova recoge un total de treinta actuaciones en la provincia de las que diecisiete corresponden al Consell, cuatro a la Diputación de Castelló, dos a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), dos a Renfe, dos al Ayuntamiento de Orpesa y una a Benicàssim. A este respecto cabe señalar que la CHJ solo ha ejecutado uno de ellos, el encauzamiento del río Seco (45 millones), y tiene pendiente el encauzamiento de la rambla de Alcalà de Xivert (16 millones), además del ultimo tramo del barranco de Juan de Mora de Nules (30 millones). En el caso de Benicàssim, está pendiente el encauzamiento del barranco de la Parreta, obra imprescindible para el futuro del municipio. El retraso en la ejecución del plan antirríadas mantiene también en un riesgo alto de inundaciones otros puntos de la provincia.

En 2008 perdía la vida un bebé de siete meses y su madre y sus dos hermanos de 6 y 8 años fueron rescatados en el cauce de un barranco del término de Càlig. Sobre las 22.15 horas del sábado 18 de octubre de 2008, el agua que bajaba por el barranco de les Tosses de Pàndols a su paso por el camino que va desde Càlig a Peñíscola, se llevó por delante a un vehículo en el que viajaban una mujer de 27 años y sus tres hijos. El cadaver del bebé fue encontrado varias horas más tarde a unos 900 metros de distancia del punto del accidente.

En Onda, más que puntos negros, lo que hay es una fecha que ha quedado grabada en la memoria colectiva: el 20 de noviembre de 2011. Ese día cayó una tromba que convirtió en peligrosos torrentes ríos y barrancos que no suelen llevar agua. El primero de los siniestros ocurrió en el río Seco, donde cuatro miembros de una misma familia quedaron atrapados en el coche con el que intentaban cruzar al Tosalet. El otro fue en el barranco de Ràtils, cuando un joven también murió ahogado en similares circunstancias.

El Ayuntamiento de Vinaròs lleva más de un mes limpiando los cauces de los barrancos de su término municipal, así como los imbornales de la ciudad. Unos trabajos que se realizan con personal propio con el refuerzo de una empresa contratada que básicamente aporta la maquinarían.