La Generalitat ha activado el Plan de riesgo sísmico en fase de seguimiento, ante los más de veinte seísmos, uno de ellos de 4,2 grados de intensidad en la escala de Richter, registrados hoy en el Golfo de Valencia en el entorno del almacén subterráneo de gas natural Castor, frente a las costas de Vinaròs.

Según la Conselleria de Gobernación, en concreto se ha activado el seguimiento situación cero en los municipios castellonenses de Peñíscola, Vinaròs y Benicarló.

La activación de este Plan supone mantener la comunicación con el Consorcio Provincial de Bomberos, subdelegación del Gobierno, los ayuntamientos de Peñíscola, Vinaròs y Benicarló, así como con los servicios municipales, CICU y Policía de la Generalitat, para hacer un seguimiento de la situación.

Por su parte, el Instituto Geográfico Nacional está ultimando un estudio que contempla la posibilidad de que la inyección de gas del proyecto Castor haya podido alterar el equilibrio del subsuelo en el fondo marino de Vinaròs después de que la madrugada del domingo se registrara un seísmo de magnitud 3.9 en la escala Richter. A este respecto, y después de cerca de 250 terremotos de intensidad creciente en apenas 25 días, ya hay expertos que alertan del peligro de un incremento de la magnitud y del riesgo para la zona. La pasada madrugada se registró un nuevo seísmo de 4,2 grados, el de mayor intensidad hasta ahora.

La inquietud se ha disparado después que durante la madrugada del lunes los sismógrafos detectaran 22 terremotos, cinco de los cuales fueron percibidos por la población (especialmente en los pisos de altura elevada), lo cual motivó hasta 13 llamadas el centro de Coordinación de Emergencias procedentes de una franja entre Vinaròs y Castelló. No en vano, varios testimonios se despertaron sobresaltados por un movimiento brusco de su cama.

Los terremotos han proseguido a pesar de que la inyección de gas se detuvo por parte de la empresa y del Ministerio de Industria casi al tiempo que se inició el episodio de seísmos el 5 de septiembre.

El director de la Red Sísmica Nacional, Emilio Carreño, advirtió que el fenómeno comienza a resultar inusual y no se atreve a predecir si puede ir a más. «La actividad que se está produciendo es normal que dure algún día después de la inyección de gas. Pero está causando extrañeza que se esté prolongando en el tiempo. Y el último seísmo es un poco extraño y novedoso». A este respecto, Carreño cree posible que el proyecto pueda haber alterado el equilibrio geológico de la zona. «Aquí, posiblemente, al introducir el gas y cambiar las condiciones de presión del agua, se ha desequilibrado el entorno, y habrá pequeñas fallas que seguramente están ahora con actividad. Se ha cambiado el régimen en la zona. Lo normal sería que fuera cada vez a menos, pero tampoco se puede predecir porque estamos hablando de fenómenos naturales».

Esta versión muestra mayor incertidumbre que la postura hasta ahora mantenida por el Instituto Geográfico Nacional, que dudaba de la continuidad de los terremotos y descartaba cualquier riesgo de que se generaran más seísmos futuros o se alterara el equilibrio ambiental en la zona.

Menos optimista fue la opinión del experto en Riesgos Naturales y vocal del Colegio de Geógrafos de España, Jonathan Gómez Cantero, -también asesor de la ONU- que alertó de que los seísmos en el entorno del proyecto Castor, ahora de mayor magnitud, podrían suponer un peligro para la zona y aumentar progresivamente. «Los seísmos podrían ser cada vez más fuertes y, ahora, una vez alcanzados los 3,9 grados, ya no se habla de microseísmos, sino de terremotos». En su opinión, los seísmos «puede afectar a la costa y al fondo marino, donde se pueden producir deslizamientos submarinos, ya que además la zona es propensa a este tipo de fenómenos geológicos debido a la proximidad con el delta del Ebro, al terreno arcilloso y a la naturaleza kárstica del entorno». Es por ello que Gómez Cantero considera apropiada la medida cautelar del Ministerio de Industria de paralizar la actividad en la planta.

Los datos históricos del Instituto Geográfico Nacional indican que desde 1930 se habían registrado sólo 70 terremotos en todo el cuadrante entre el sur la provincia de Castelló y Vinarós, incluyendo el subsuelo del mar y el de municipios como Alcalà, Cabanes, Vinaròs, Benicàssim y Orpesa. Los dos terremotos más intensos desde 1930 en la zona del Golfo de Valencia datan de 1981 y de abril de 2012 con 3,3 grados.

En el mencionado cuadrante entre Almenara y Vinaròs, se habían registrado 16 terremotos en los últimos 10 años, la mayor parte de ellos después del inicio de las obras de la plataforma del proyecto Castor en 2009. Además, en los epicentros de los actuales seísmos no se había registrado prácticamente actividad hasta la fecha. Ahora, en apenas un mes, se han detectado 250 terremotos y uno de ellos ha alcanzado la mayor intensidad detectada en todo el serial histórico documentado por el Instituto Geográfico en estas coordenadas desde el año 1505.