El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, proclamó ayer que los valencianos rechazan «aventuras extrañas y «quimeras, rupturas o chantajes» pues tienen claro lo que quieren ser: «Un pueblo que, con identidad propia como nacionalidad histórica, cree en la unidad de la nación como único modelo de Estado». El jefe del Consell se expresó en estos términos durante la clausura del acto institucional de conmemoración del 775 aniversario del origen del Reino de Valencia, celebrado en el monasterio de El Puig. La celebración, que reunió en este histórico recinto a la practica totalidad de los consellers y a las principales autoridades autonómicas y localidades, forma parte de la nueva agenda del PPCV en la que los actos de exaltación valencianista han pasado a primera línea.

Veinticuatro horas antes del 9 d´Octubre, el presidente incidió en que los valencianos «hemos sido protagonistas de nuestra historia y responsables de lo que somos». Y abogó por defender el legado histórico, la lengua y la cultura valencianas. En alusión a Cataluña, aunque no la citó, el presidente mantuvo que los valencianos no «somos amigos de aventuras extrañas ni de quimeras, rupturas o chantajes». «Estamos bien arraigados a esta tierra y sabemos que solo el trabajo puede darnos el bienestar que queremos para todos», destacó. Fabra, quien se llegó cuando el acto ya estaba empezado, afirmó que los valencianos no ambicionan más que «luchar por un futuro digno para sus hijos y tener la oportunidad de conseguirlo como lo que son: valencianos, españoles y europeos». Recordó que hoy, Día de la Comunitat, «no celebramos una batalla ni la conquista territorial», sino que Jaume I «fundó un nuevo reino libre e independiente», que se situó como «una potencia europea, económica y cultural que consiguió que su luz brillara en un momento de crisis continental, como fue el siglo XV».

El presidente, quien añadió que el valenciano es un pueblo «inquieto e inconformista», que no espera que las soluciones vengan de fuera y al que nadie le ha regalado nunca nada, animó a los valencianos «a salir a las calles para celebrar, con orgullo, nuestro gran día». «Saber de dónde venimos es fundamental para poder enfrentarnos a los retos del presente y del futuro», señaló Fabra, para quien los valencianos conocen bien su historia y saben que cuando han apostado por «el diálogo, la unidad y la tolerancia, han vivido épocas de crecimiento, prosperidad y solidaridad».

Con anterioridad al discurso del presidente, el director de la cátedra de Derecho Foral, Javier Palau, hizo un repaso por la historia y recordó cómo en 1238, Jaume I, con 30 años acabados de cumplir, observaba la Valencia de los musulmanes, y veía la culminación de un proyecto personal de más de una década. Destacó que el plan de este rey, «firme, constante y planificador, conocido como el Conquistador», era hacer de las tierras valencianas un reino independiente, al que «no quería trasladar los esquemas sociales de Cataluña y Aragón, tan antiguos y tradicionales». Su objetivo era, según Palau, crear «una sociedad basada en elementos productivos», dejando de lado a la nobleza y al clero, limitando al máximo su presencia y ajustando su actividad a las funciones que ejecutaban, defender el territorio y promover la religión. «Jaume I quería una sociedad flexible, productiva no sometida a las ligaduras tradicionales, activa y emprendedora, más colorida y acogedora que la de las frías tierras del norte», explicó Palau, para quien ese carácter es el que todavía se observa en la sociedad valenciana actual.

El catedrático defendió la elección del 9 d´Octubre como Día de la Comunitat porque en esa fecha «celebramos nuestros orígenes», mientras que el 25 de abril «recordamos que todo eso se puede perder en un momento de desgracia y que hemos de estar vigilantes para que no vuelva a pasar». El experto también recordó que el 9 d´Octubre es una de las fiestas más antiguas de Europa, pues se celebra en la capital desde hace 675 años. Tras los discursos, una representación de «Cant d´Estil» cerró este acto institucional.El alcalde de El Puig, José Miguel Tolosa, apuntó que el Monasterio se levantó en recuerdo de la entrada de Jaume I.