El Tribunal Superior de Justicia trabaja para señalar entre mediados de diciembre y principios de enero el juicio contra el exconseller Rafael Blasco y los otros ocho procesados en el caso Cooperación. Los testigos que tienen que declarar desde Estados Unidos y Bolivia están condicionando la fecha final de la vista oral. La sala está pendiente de las comisiones rogatorias internacionales para fijar el arranque del juicio, que „según fuentes judiciales„ casi con toda probabilidad será después de Navidad. La vista oral es por la primera pieza del caso Blasco, que se centra en la compra que la Fundación Cyes hizo en Valencia de cuatro inmuebles con dinero público presupuestado para proyectos de cooperación en Nicaragua. El fiscal pide que el exconseller sea condenado a 14 años de cárcel.

El TSJ ha adelantado el juicio de Blasco al de Gürtel porque legalmente tiene prioridad al estar uno de los procesados (el empresario Augusto César Tauroni) en prisión. La previsión que maneja la sala es que el juicio dure cerca de dos meses por la gran cantidad de testigos que tienen que declarar. El abogado de Blasco ha pedido que testifiquen 45 testigos.

Los principales testigos del caso en el extranjero declararán por videoconferencia. El fiscal del caso solicitó que testifique Irene Navarro (la testaferro de Augusto César Tauroni en Estados Unidos) y el contratista de Miami Alfredo Rodríguez. Además, otro de los letrados personados ha pedido que comparezca desde Bolivia Adolfo Soler, el principal testaferro en Valencia de Tauroni.

La juez del caso, Pía Calderón, ya interrogó a Irene Navarro en Nueva York hace un año. El viaje a Estados Unidos de la magistrada y el fiscal del caso se precipitó por un correo que Tauroni le envió a Navarro, su exnovia de juventud y persona de confianza en Estados Unidos. El mensaje electrónico supuestamente revelaba pagos al exconseller Rafael Blasco a través de firmas estadounidenses. Tauroni le advierte a Navarro en el correo de que se les «pasa el arroz» porque tiene pendiente «al conejo de tres meses». La testigo contestó que no sabía qué significaba esa frase y que no conocía al conejo, identificado por la policía como Rafael Blasco. Poco después trascendió que la trama había presionado a los testigos clave en Estados Unidos días antes de llegar la juez.

El segundo testigo que va a declarar desde Estados Unidos es el constructor que contrató Tauroni para levantar un hospital con dinero de la Conselleria de Solidaridad y que admitió ante la juez Pía Calderón en Miami que presupuestó por encima del coste. Alfredo Rodríguez confirmó las sospechas de la Fiscalía Anticorrupción sobre el proyecto del hospital que estaba valorado en 4,5 millones de euros al admitir múltiples irregularidades como que se firmó el contrato mucho antes de que se adjudicara el concurso. El contratista explicó que Tauroni le confesó que estaba «muy bien conectado políticamente».

La empresa de Alfredo Rodríguez estaba domiciliada en Panamá, pero a raíz del proyecto del hospital de Haití montó una fábrica en Florida para ejecutar el proyecto con piezas modulares que después trasladarían en barco a la isla caribeña.

El testigo que va a comparecer desde Bolivia abandonó España con destino al país sudamericano el 27 de junio de 2011, en pleno escándalo de las adjudicaciones a la trama pero cuando todavía se desconocía la investigación judicial. Adolfo Soler fue el impulsor de la Fundación Hemisferio, la matriz del entramado corrupto. Soler también era administrador de la firma Dinamiz-e, propiedad en la sombra de Tauroni. La empresa recibió numerosos contratos a dedo.