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Si el papa Francisco está removiendo los cimientos de la Iglesia universal, el arzobispo de Valencia Carlos Osoro se ha propuesto cambiar la parroquia en la diócesis de Valencia para que no caiga en el anacronismo en medio de la sociedad actual y sea útil para mantener y extender la red de feligreses, cada día más frágil en un país donde el 72,4 % de personas se declara católica pero sólo el 13,3 % de ellas -menos de uno de cada cinco católicos- dice que va a misa de forma semanal. La renovación de la parroquia se abordará en un congreso de dos días titulado "Parroquia y nueva evangelización", que se desarrollará en la catedral de Valencia este viernes y sábado. A esta cumbre extraordinaria ya se han inscrito 1.500 personas, en su mayoría sacerdotes y miembros de los consejos parroquiales de pastoral, así como religiosos y miembros de instituciones eclesiásticas. Para encontrar un precedente a tan ambicioso proyecto de actualización hay que remontarse al último sínodo diocesano valentino, celebrado en 1987 con Miguel Roca Cabanellas como arzobispo.

Un cuarto de siglo después, los retos han cambiado. Y Osoro, que ya inició su nueva evangelización en Valencia tres años antes de que Bergoglio llegara a la silla de Pedro, lanza ahora una iniciativa de tintes aperturistas. "Tenemos que hacer posible que nuestras parroquias sean tan vivas que lleguen a todas las periferias para convertir éstas en centro", escribe Osoro en su última carta dominical, en la que insta a la "renovación de la parroquia". Es difícil concretar al máximo porque este multitudinario congreso con tres ponencias y 14 conferencias pretende ser "un punto de partida para reflexionar todos juntos y no sólo el arzobispo y su consejo", asegura Javier Llopis, vicario de Evangelización de la diócesis de Valencia.

Él pone algunos ejemplos concretos que serán discutidos en el congreso. Por ejemplo, se hablará de si es conveniente cambiar los horarios de las misas "para adaptarse a una sociedad más móvil en la que el tiempo libre se valora muchísimo; tal vez la misa se ha de hacer más pronto o más tarde dentro del domingo", plantea Javier Llopis.

Pone otros ejemplos: la religiosidad popular de procesiones o cofradías. "Hay gente que la única vinculación que mantiene con la Iglesia es ésa. Puede ser más o menos superficial, pero también ayuda a vivir la fe" y puede ser útil saber explotar mejor esa veta. Otra propuesta es "abrir más las puertas de las iglesias: que estén abiertos los templos con más frecuencia. Porque, creas o no, un día puedes entrar y descubrir a Dios", sostiene.

En el acto de presentación de ayer, Osoro subrayó que en esta época "hay gente que a veces está lejos de la Iglesia, que a lo mejor no tiene fe, y ya no podemos dar por supuesto que todo el mundo ha oído hablar de Jesucristo". Por eso cree en la necesidad de dar más importancia al "primer anuncio". A este respecto, Javier Llopis pone un ejemplo claro: "A la misa diaria tal vez vengan siempre los mismos fieles. Pero cuando hay un funeral y vienen familiares y amigos que sólo acuden ese día a la iglesia, ¿cómo me sirvo yo y utilizo un primer anuncio para que esas personas se sientan a gusto y tengan un momento de acogida?" que les haga volver a la Iglesia.

También se abordará el uso de las nuevas tecnologías. Asegura el vicario de Evangelización que "muchas parroquias tienen web, Twitter y Facebook". "Ésa no es la solución universal, pero es una herramienta que existe en nuestro mundo que hemos de saber utilizar, pensar cómo ha de estar presente la parroquia y qué riesgos, en el bueno sentido de la palabra, comporta". "Un domingo nadie me contesta cuando predico, pero un tuit o un mensaje en Facebook alguien me puede responder", añadió Llopis. Pese a ello, recalcó con ironía, estos medios "no son la madad" y hay que sumarse a ellos. El congreso, dice, se presenta como "el inicio de una reflexión que ha de llevarnos a hacer cosas distintas y con un espíritu nuevo".