La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, centró ayer su declaración como testigo ante el juez en defender que ella no tuvo nada que ver ni en la idea ni en la gestación del Valencia Summit, el congreso organizado entre 2004 y 2006 por el Instituto Nóos de Iñaki Urdangarin y que investiga José Castro por un presunto fraude. La entidad «sin ánimo de lucro» del yerno del Rey obtuvo del Consell (a través de Cacsa) y ayuntamiento (a través de la fundación Turismo Valencia) 4,2 millones de dinero público, contando las tres ediciones del Summit y un convenio para organizar unos fallidos Juegos Europeos.

Barberá excluyó ayer de las negociaciones al expresidente Camps, del que dijo que no tomó parte en los encuentros que ella tuvo con Iñaki Urdangarin. Así lo apuntó durante su declaración como testigo en Valencia ante el juez de Baleares José Castro, el fiscal y las acusaciones de Manos Limpias y el PSPV. Un encuentro de una hora en que, según fuentes jurídicas, la alcaldesa se mostró «poco colaboradora» respecto a fechas y reuniones: «Cuando ha recordado algo ha sido cuando estaba obligada por la presentación de documentos», señalan.

Las palabras de Barberá contradicen lo que explicó al juez el propio Alfonso Grau, vicealcalde de Valencia y que firmó el convenio con Nóos como presidente del patronato de la fundación. Grau afirmó ante el juez que Urdangarin se reunió con el presidente Camps. También Diego Torres, socio de Urdangarin en el instituto, fue más allá al situar un encuentro entre Camps, Barberá, Torres y Urdangarin en la Zarzuela.

Barberá, por su parte, negó ayer que dicha reunión en la Zarzuela tuviera lugar. Aunque a preguntas de las partes reconoció tres encuentros con Urdangarin para tratar sobre sus proyectos en Valencia: el primero, en el que Barberá recibe a Urdangarin para presentarle el proyecto; una segunda visita que el duque realizó a Barberá pero que esta no pudo datar, y una comida con Camps y otros consellers para tratar sobre los Juegos Europeos, en la que Barberá fue invitada como alcaldesa pero, dijo, sin ninguna responsabilidad, apuntaron las mismas fuentes.

Barberá deslizó ante el juez que se siente engañada. La alcaldesa insistió repetidamente en que Urdangarin transmitió que Nóos «es una entidad sin ánimo de lucro». «Yo me lo creí. Después hemos visto y leído lo que hemos visto y leído», aseguró.

La alcaldesa sitúa el origen de la relación entre Valencia y el yerno del Rey en «una llamada» de José Antonio Samaranch, entonces presidente del COI, quien le sugirió que «sería bueno» que Valencia acogiera «unas jornadas o unos acontecimientos» para la «proyección» de la ciudad coincidiendo con la Copa del América (2004); que Urdangarin «tenía capacidad» para organizar este tipo de eventos, y que estaría bien «que le escuchara».

A partir de esa llamada, Barberá se reunió con él. «Me trae una serie de ideas, no un proyecto concreto». «Me suena bien y le digo que lo concrete en un proyecto», afirmó Barberá a los periodistas. «[Le digo a Urdangarin] que esto el ayuntamiento no lo ejecuta y que existen dos entidades en cuyo objeto está la promoción turística: Cacsa y Valencia Convention Bureau», añade, para concluir: «No participo en nada más, ahí se acaba mi papel: ni organización, decisión, ni llamar a nadie, ni instrucción, ni votar».

Las acusaciones lamentaron la «frágil memoria» de la alcaldesa acerca de las reuniones Urdangarin. Le mostraron a Barberá una carta en la que Urdangarin le exponía un dossier sobre el Valencia Summit y le pediá autorización para llevar adelante el proyecto. La alcaldesa no recordaba haberla recibido.

El relato de Barberá también contradice en este punto al del imputado Diego Torres, que explicó al juez que la alcaldesa, en el contexto de la organización de la Copa América de 2004, estableció contactos con Urdangarin y uno de los empleados de Nóos (Juan Pablo Molinero), y se interesó por «un encuentro mundial sobre grandes eventos previsto para 2004 en Estados Unidos» en el que trabajaba el Instituto Nóos.

Barberá deriva la responsabilidad de los convenios del Valencia Summit en Cacsa y la fundación Turismo Valencia, en cuyo patronato el ayuntamiento «es minoritario», insistió. Durante su declaración, la alcaldesa también dejó caer que la relación con el instituto era cosa de Alfonso Grau, que preside el patronato de la fundación.

En este punto, ayuntamiento y Generalitat se pasan la patata caliente. Barberá indicó que el proyecto «le llega a la fundación desde Cacsa». Algo que choca con lo declarado por el exvicepresidente Gerardo Camps y el exsecretario autonómico de Turismo, Luis Lobón, que indicaron que fue la fundación la que lo envió a Cacsa, según apuntaron fuentes jurídicas.

También negó haber facilitado a Urdangarin una lista de patrocinadores públicos y privados para su proyecto: «Probablemente le hablara de que había otras entidades en el patronato de la fundación [cámara de comercio, Feria, CEV y decenas de entidades privadas]: si fueron a verlas o no lo sé».