¿Cómo ha podido llegar RTVV a esta situación?

La situación actual de desastre total es el final de un proceso que comenzó hace 18 años con la llegada de Zaplana al poder y que partía del principio de que los medios públicos es decir, pagados con el presupuesto de la Generalitat que es de todos están al servicio únicamente de los intereses del Partido Popular. Es aquello de que podemos hacer aquello que nos rote porque hemos ganado en las urnas. A partir de ahí han hecho lo que han querido teniendo en cuenta solo sus intereses de partido. Fruto de este planteamiento, que es egoísta y sectario, hemos llegado aquí. Si no cómo se entiende que seamos la autonomía de todo el Estado peor gobernada.

Un modelo de gestión que no prevé el día después.

Sí. El hecho de que ahora quieran cerrar RTVV es el mismo proceso que ha llevado a hacer un aeropuerto sin aviones, Terra Mítica, la Ciudad de la Luz, el Ágora y la Fórmula 1. Responde a un modelo en el que el dinero de todos se gastaba para lucir, para mostrar a todo el mundo una comunidad autónoma que no tenía nada que ver con la realidad. Una comunidad autónoma de cartón piedra. Como una enorme falla que durante unos días estaba en la calle y servía para atraer las miradas de todo el mundo.

¿Cómo se notó en Canal 9 el empuje de Zaplana?

Zaplana cambió el modelo desde el primer momento. Yo participé en RTVV desde el año 90. En aquel momento había un presupuesto contenido. Amadeu Fabregat era muy estricto con el dinero de todos. Recuerdo que los presentadores eran los peor pagados de toda España. Él no quería que la televisión y la radio se desataran. Zaplana pasó a incorporar programas en castellano. Hasta aquel momento todo, salvo las películas y bien que se criticó, era en valenciano. A partir de ahí empezó a venir gente de fuera que no tenía ninguna vinculación con los valencianos. Artistas, famosos y periodistas de Madrid. ¿Qué aportaba Carlos Dávila, Bárbara Rey y Julián Lago? Todo el mundo sabe porque vino Bárbara Rey y nadie se atreve a decirlo. ¿Qué hacía Bárbara Rey en un programa de cocina que se llamaba «En casa de Bárbara»?

¿Qué hacía Bárbara Rey?

Yo tampoco lo voy a decir, pero tiene mucho que ver con la Casa Real. Eso todo el mundo lo sabía. Hemos llegado a este punto porque es un modelo de concebir el poder sin ninguna responsabilidad. Lo peor es que los ciudadanos durante cuatro convocatorias seguidas les han dado la mayoría. Francisco Camps se presentó imputado y ganó por mayoría absoluta.

Ahí también ha tenido mucha influencia Canal 9 y unos informativos que han narcotizado a la sociedad como si no pasara nada.

Efectivamente, hay que tener en cuenta el papel que ha jugado Canal 9 como adormidera. Ha mostrado un país brillante y ha escondido las miserias de un país con las tasas de abandono escolar más altas del Estado. Cuando a los ciudadanos solo les enseñas los éxitos y les ocultas los fracasos se lo acaban creyendo. Es aquello de repite una mentira mil veces y se volverá verdad.

¿Por qué la cierran ahora? ¿Por qué ha dejado de ser útil?

Yo creo que la cierran porque no tienen dinero. Una situación a la que se ha llegado con 1.800 trabajadores es insostenible en un momento en el que no hay dinero para pagar la sanidad ni la educación. Fabra viene como el liquidador de una empresa en quiebra a la que no le han dado el valor de servicio público. Como no le dan ningún valor a la vertebración ni a la lengua por eso la cierran. No la consideran esencial. Todo es fruto de su desastre. Los informativos de Canal 9 son los menos vistos de todas las autonómicas. Es porque lo han hecho tan mal que incluso sus propios votantes han dejado de verlos. Han sido tan sectarios que ni a sus votantes les interesaba.

La tele también se utilizó como una agencia de colocación.

Con Zaplana empezaron a colocar trabajadores bajo el criterio de si eran o no de los suyos. Por eso colocan reiteradamente a jefes de prensa y jefes de gabinete como responsables de RTVV. Hemos estado en manos de personal sectario y sin cualificar. Es como si en la central nuclear de Cofrentes pusiéramos al responsable de mantenimiento de la sede del PP.

¿Es posible volver a la esencia de Canal 9?

Si no vuelve a la esencia yo tampoco la quiero. Hemos hecho una travesía de 24 años y hemos visto que queríamos ir al Polo Norte y hemos acabado en el Polo Sur. No tiene sentido si esa tele no vuelve a ser plural, dirigida con criterios profesionales, que sirva como motor de la industria audiovisual, que responda a la realidad valenciana y en valenciano. No estamos en la época en la que solo había dos cadenas.

¿Eso qué puede costar?

Puede costar entre 30 y 50 millones de euros. Canal 9 ya tiene todas las instalaciones amortizadas. Yo soy partidario de una colaboración entre los trabajadores de la casa y el sector audiovisual valenciano. No me gusta una televisión funcionariada. En este caso en esa casa había mucha gente que no se ganaba el jornal. Iba y no hacía nada. Lo siento por mis amigos, pero eso es así. No podemos pagar una televisión mastodóntica de 1.700 trabajadores. Tiene que ser una televisión dimensionada, con el talento de dentro, que sea plural y con el apoyo de las empresas valencianas.

¿Qué supuso «Carta blanca»?

«Carta blanca» fue en aquel momento una traca enorme. Es un programa que Amadeu Fabregat importó de TV3. Era un debate con tres elementos: Un tema de actualidad, participación de ciudadanos y la colaboración de especialistas. Fue el programa referencial. Era el programa del que todo el mundo hablaba al día siguiente. Lo más extraordinario es que ponía en un plano de igualdad a un ciudadano de Morella con un catedrático. El peso del público era igual que el de la mesa de expertos. Era un ejercicio de periodismo y televisión magnífico.

¿Y «Parle vosté»?

«Parle vosté» fue la degeneración de «Carta blanca». En aquella época llegó Carrascosa y quería éxito a toda costa. Su aspiración era demostrar que era capaz de tener audiencia. Vieron que «Carta blanca» funcionaba y quisieron darle la vuelta. Le dieron la dirección y producción del formato a la productora andaluza Producciones 52 y yo era el presentador. La indicación que le hizo Carrascosa a la productora fue la de conseguir audiencia a cualquier precio. Apretaron el acelerador y consiguieron lo que querían. Cuando había un tema con mucho ruido a la gente le gustaba.

Usted aspiró con otros productores a hacer parte de la programación de Canal 9. ¿Cuál era su propuesta?

Hace un año cuando se planteó la posibilidad de externalizar parte de la producción vi lo que iba a pasar. Que iban a dar la programación a grupos de fuera y básicamente a Secuoya o a Vértice. Lo tenía clarísimo. Pensé conformar un grupo formado por pequeñas productoras valencianas que representamos el sector audiovisual. Aquí hay una gran cantidad de talento. La prueba es que muchos profesionales valencianos hemos ido fuera y hemos demostrado que sabemos hacer buena tele. Nos unimos a Vocento porque necesitábamos el músculo financiero. Propusimos programas extraordinarios, pero no nos dieron ningún paquete.

¿Qué repercusión tiene para el sector audiovisual el cierre de Canal 9?

Es como si en el sector de la minería en el Bierzo cierran la última mina. Canal 9 representa la última mina en el sector audivisual valenciano. Ha sido un elemento dinamizador que ha provocado incluso la puesta en marcha de facultades de periodismo. Ha sido el motor porque todo el mundo esperaba trabajar en Canal 9 o para Canal 9. Ahora, toda la gente que ha estudiado periodismo tendrá que emigrar.