El cierre de RTVV será con seguridad un proceso con más consecuencias financieras para la Generalitat de lo que se estima. Porque a las indemnizaciones que tendrá que afrontar con los trabajadores, puede unirse el tener que abonar de forma inmediata la totalidad de la deuda a los bancos. Un agujero descomunal que, sólo en 2012, generó 22 millones en intereses.

La idea sobre la que se asentaba la nueva cadena Nou era la de partir de cero. En todos los sentidos, también el financiero. Por eso se ofrecía a la directora Rosa Vidal una nueva estructura con menos trabajadores y saneada, al asumir la Generalitat la deuda de más de mil millones de la empresa. Así se aprobó por el pleno del Consell a finales de diciembre de 2012.

Sin embargo, esa deuda, cuyos vencimientos paga la Generalitat, sigue en el balance de la cadena y no en el de la administración autonómica. Tal como se desprende de la memoria del ente público al cierre del ejercicio 2012, los bancos no han aprobado que la deuda de la cadena pase a una Generalitat asfixiada, con lo que el agujero continúa en el pasivo del nuevo ente.

Las negociaciones de Hacienda con la banca para tal fin no tuvieron éxito, explican desde el Consell. Los acreedores bancarios aspiraban a que, al pasar la deuda de RTVV a la Generalitat, se renegociaran las condiciones de acuerdo al mercado actual, incrementando por tanto el interés. El Consell, por su parte, pretendía mantener aquellas condiciones, con lo que finalmente se volvió la situación anterior: la cadena sigue siendo titular de los 991 de deuda a corto y largo plazo con 18 bancos. Sólo un banco accedió, al parecer, a cambiar la titularidad de su deuda.

Además, según apunta el exconsejero de RTVV por el PSPV Miguel Mazón, la Generalitat ha venido renunciado historicamente al beneficio de "excusión" al firmar los créditos al ente, y esto significa que corre el riesgo de tener que responsabilizarse de forma inmedita de la totalidad del capital e intereses si el ente no puede hacerlo.

Así las cosas, el asunto de la titularidad de la deuda ofrece al proceso de liquidación una dimensión más compleja. El Consell no sólo cerrará un ente con trabajadores a los que indemnizar, sino con una deuda viva que, todo parece indicar, intentará hacer valer sus derechos. Es decir, si estuvieramos en un supuesto proceso de suspensión de pagos, la prioridad a la hora de proceder en el reparto de los recursos existentes debería tener en cuenta a los bancos.

La Generalitat, con todo, resta importancia a la situación y da por hecho que los bancos no reclamarán la totalidad de la deuda. "Es una cuestión de sentido común", apuntan desde Hacienda. "Si me declaras en suspensión de pagos, llevas a la quiebra a la C. Valenciana y no cobras. Los bancos sería los primeros afectados", señalan. Así, mientras que la cadena exista, los vencimientos se abonarán a través de esta sociedad, y en caso de liquidación, "se traspasará" la deuda a la Generalitat: "Hay muchas negociaciones con la banca y esta es una más. No habrá problemas".