Es la primera vez que un valenciano obtiene el honor académico de impartir un curso en la cátedra Príncipe de Asturias de Georgetown, en Washington. Se llama Jordi Garcés Ferrer, es natural de Puçol y catedrático de Política Social en la Universidad de Valencia desde 1995. La cátedra Príncipe de Asturias es una colaboración entre el Ministerio de Cultura y una de las universidades privadas más prestigiosas del mundo, la Georgetown de Washington. Comenzó en 1999 con el objetivo de difundir la cultura española y se bautizó como tal porqué el príncipe Felipe realizó allí sus estudios universitarios.

Se otorga en forma de concurrencia pública competitiva, es decir, mediante una selección de candidaturas, que este año sumaron 25: "Que no sea un nombramiento a dedo sino por méritos propios y currículum es una gran satisfacción", afirma Jordi Garcés, que no puede disimular la ilusión de haber sido elegido y poder impartir clases en Estados Unidos durante un año y medio. "Tengo muchas ganas, creo que voy a aprender muchísimo tanto de la experiencia como de los docentes y alumnos que integran la Universidad de Georgetown".

Garcés impartirá tres cursos en el Centro de Estudios Germánicos y Europeos sobre ideología política y Estado de Bienestar y Políticas de cuidado de larga duración, es decir, cuidado de enfermos crónicos y mayores. "Son temáticas muy ligadas a la reforma sanitaria de Obama en Estados Unidos, pero también a la agenda europea, pues el envejecimiento de la sociedad es una prioridad para nuestras sociedades", responde Garcés cuándo se le recalca la vigencia de su especialidad.

En esta línea, destaca que es director del Instituto de Investigación en Políticas de Bienestar Social de la Universitat de València (Polibienestar) encargado, entre otras cosas, de elaborar posibles modelos para que la asistencia sociosanitaria sea más sostenible. "Hace falta eficacia en la implementación de las políticas públicas, en Polibienestar hemos elaborado un plan sociosanitario sostenible que aumenta la satisfacción del paciente y reduce un 27 % el coste anual de atención a enfermos crónicos", señala sobre la gestión del Estado de Bienestar.

"No tiene sentido que un enfermo crónico autónomo esté en un hospital pudiendo estar en su casa con los suyos y tutelado", detalla. Al preguntarle si algún político se ha interesado por el proyecto, responde que están en trámites pero cuesta entrar en algo tan importante. "No hecho la culpa a los políticos, yo soy muy autocrítico, aunque es cierto que a los científicos no nos reconocen el éxito de nuestros modelos hasta que estamos a punto de morir", declara divertido.

Asegura que la crisis ha comportado un retroceso del Estado de Bienestar, pero puntualiza dos cosas. La primera, que el deterioro no es una dinámica española sino global; y la segunda, que es un sistema que lleva en crisis casi cuarenta años, desde la problemática de los precios del petróleo en los setenta. "La crisis actual ha agudizado una tendencia que ya existía", explica.

Nombra también la necesidad de actuar frente el envejecimiento de la población: "cada vez vamos a vivir más años, ¿quien va a pagar las facturas?", se pregunta al tiempo que muestra su preocupación sobre la calidad de vida de los pacientes con enfermedades de larga duración que también cumplirán más primaveras y necesitarán una atención más prolongada. "Estamos ante un problema muy serio que se une al retroceso de unos derechos que ya habíamos adquirido", concluye.

Plantea el debate que tratará en su curso sobre ideologías políticas y Estado de Bienestar. "Simplificando, hay dos modos de entender las políticas sociales", explica,"entre el Estado como garante del bienestar, como la socialdemocracia o el neo marxismo; y el de la Sociedad del Bienestar, que plantea un modelo de corte neoliberal". Asegura que es una materia muy compleja para resumirla en una frase, pero que reduciendo el debate a lo absurdo se trata del modelo anglosajón contra el escandinavo.

Es un mérito de equipo

Todavía sigue sorprendido por su elección en la cátedra. Presentó su candidatura hace dos años y no fue elegido, pero cuenta que es una persona muy constante y tiene un gran equipo detrás. Recalca varias veces que el éxito no es suyo, sino de todo el equipo de Polibienestar, "ellos son el músculo".

Aún así, su currículum revela un gran esfuerzo por integrarse en la comunidad universitaria internacional ya que ha impartido clases como profesor e investigador visitante en Oxford, Cambridge, Washington, Rotterdam y Austria, aunque reconoce que esta vez tiene un reto delante ya que Georgetown es "muy prestigiosa" y hace una selección muy potente de sus alumnos. Vicente Garcés ha obtenido el doctorado honoris causa por varias universidades y ha sido elegido hijo predilecto de su pueblo, Puçol.