Cuando a Pablo se le pregunta por sus referentes, casi se espera que responda que son el cofundador de Apple, Steven Jobs, o el creador de Facebook, Mark Zuckerberg. Pero no. Este estudiante de segundo curso de bachillerato humanístico responde sin dudar. «Mi modelo son mis padres. Admiro su afán de superación y su esfuerzo por sacar adelante cada día una empresa». Su padre es de origen estonio „de ahí el apellido de Vinogradov„ y su madre, de Teulada. En 1996, abrieron en la céntrica Avenida del Mediterráneo un negocio de informática. Pablo dio sus primeros pasos entre torres, monitores y cables. Admite que de alguna forma ha sido un privilegiado por haber crecido rodeado de tecnología.

Ahora, con 17 años, habla con entusiasmo de Social Culture, la red social que ha fundado. No es el único convencido. El programa de emprendimiento ThinkBig de la Fundación Telefónica ha seleccionado este proyecto entre más de dos mil.

«El objetivo es que los jóvenes crean en ellos mismos y puedan mostrar sus talentos», explica Pablo. Esta red social, que su creador define como «educativa y segura», empezará a funcionar en los próximos meses. Ya está en marcha el concurso Exprésate, que es una suerte de experiencia piloto. Los jóvenes envían breves spots en los que ya descubren al mundo sus habilidades y conocimientos.

Este chaval de Teulada deja clara su desconfianza respecto a las grandes plataforma digitales. Subraya que tienen una fuerte componente comercial y aprovechan todo lo que saben de sus usuarios para lograr beneficios. En un artículo que Pablo ha publicado en la revista de su instituto, advierte de que «el peligro no son "ellos" (en referencia a las redes sociales), sino nosotros y nuestro habitual desconocimiento».

«Inconscientemente, les servimos en bandeja de plata todos nuestros datos físicos y psíquicos». Este estudiante teme que los usuarios de esa redes mal llamadas sociales, muchos de ellos jóvenes, se conviertan en «los nuevos esclavos del siglo XXI», en «esclavos digitales».

La plataforma Social Culture se basa, por ello, en «utilizar la tecnología con fines productivos» y en que el beneficio sea comunitario y no de las grandes corporaciones. Pablo confiesa que su primera idea fue crear una red para que los profesores mantuvieran el contacto con los alumnos. «Pero consulté con los propios profesores y con mis compañeros y pensamos que el enfoque no era el correcto. Eran los jóvenes los que directamente debían ser protagonistas de esta red social. Ellos debían mostrar su faceta más creativa y original, el afán de superación y desarrollar sus talentos».

Social Culture avanza a toda velocidad. El programa ThinkBig ha formado un equipo multidisciplinar para desarrollar el proyecto. Pablo es el fundador de esta red social, pero junto a él trabajan dos jóvenes periodistas y una psicóloga y animadora sociocultural que le ayudarán a dar forma a la vertiente más artística y creativa de Social Culture.

Este joven de Teulada rompe estereotipos. Es un estudiante aplicado y domina el inglés y el francés, además de tener ya nociones de ruso. La informática no tiene para él secretos. Pero Pablo no vive encerrado en su mundo virtual. Todo lo contrario. Sus padres afirman que es un joven «con los pies en el suelo». Y él confiesa una de sus grandes pasiones: la velocidad y los coches. Su padre muestra fotografías de su hijo cuando era un crío y ya pilotaba karts. Pablo aparece en algunas instantáneas con el piloto de Teulada Adrián Vallés o con Heikki Kovalainen. Ahora, con 17 años, tiene una cosa muy clara: las experiencias del mundo real son irreemplazables.

Un proyecto que crece

"La red que estamos desarrollando puede tener impacto internacional"

De plantear una red social en la que los profesores pudieran comunicarse con sus alumnos a lanzar Social Culture hay un paso enorme. El proyecto va adquiriendo una dimensión que, a principios de año, cuando Pablo le daba por primera vez vueltas a la idea, parecía impensable. "Sí, ahora creemos que este proyecto puede tener impacto internacional", afirma el joven de Teulada. "Yo creo que los jóvenes tenemos dos caminos: quedarnos ante la videoconsola o desarrollar nuestro talento. Y la tecnología es un aliado si sabemos hacerla productiva".