La empresa pública Cacsa arrancará todo el trencadís del Palau de les Arts ante el «grave peligro» que su «inminente» desprendimiento supone para la seguridad de las personas y del resto del edificio, según explicó el conseller de Economía, Máximo Buch. La obras, cuya primera fase ha sido adjudicada de urgencia a Bertolín, costarán tres millones de euros y se completarán con el recubrimiento de la cúpula con pintura para que no quede el acero al aire libre. Buch aseguró que buscan una solución «amistosa» para que la constructora, el estudio de Santiago Calatrava o la ingeniería que desarrolló el proyecto abonen el gasto, por lo que «no la sufragará la Generalitat».

El Palau de les Arts, que fue inaugurado el 9 de octubre de 2005, sufre así un agresivo cambio de imagen por culpa de los abombamientos en el trencadís de la cubierta que ya suponen el 60 % de la superficie total, unos 8.000 metros cuadrados, según el informe preliminar encargado por Economía al Instituto Tecnológico de la Construcción (Aidico) para evaluar los daños reales. La intención de Máximo Buch es que una vez se determine quién es el responsable, éste cargue con los costes de los tres millones, el nuevo revestimiento de trencadís y los 623.000 euros que cuesta cancelar «Manon Lescaut», la ópera que se estrenaba el 1 de febrero. Las obras de urgencia para que se pueda reanudar la temporada, según anunció el conseller Buch, acabarán el 15 de febrero y en «seis meses» se habrá retirado todo el revestimiento cerámico y pintado de blanco.

La primera actuación ha sido adjudicada por Cacsa de urgencia a la empresa valenciana Bertolín y tendrá un coste de 1,1 millones. En este caso se arrancará el trencadís de todas las zonas por donde pueden pasar personas para evitar riesgos y poder reiniciar la actividad del Palau de les Arts. Buch confirmó que ya preparan los pliegos para el concurso de la segunda fase, que actuará sobre el resto de la cubierta, y que costará 1,9 millones de euros.

«Como alicatar el casco de un barco»

El conseller de Economía aseguró que el estudio preliminar no determina quién es el culpable, pero sí que deslizó que la solución que decidió Santiago Calatrava para cubrir la ópera es como «alicatar el caso de un barco». El Consejo de Administración de Cacsa aprobó ayer instar a la abogacía de la Generalitat a que prepare las demandas contra Calatrava, la UTE Acciona-Dragados y la Ingeniería Intemac para dirimir responsabilidades en los juzgados en caso de que no se atengan a una solución amistosa. El consejo también aprobó las actuaciones de urgencia propuestas por Aidico.

El informe del Instituto Tecnológico de la Construcción tras las diferentes pruebas realizadas tras el desprendimiento del trencadís el 24 de diciembre es demoledor. Aidico concluye que «se ha producido un fallo generalizado» de la adherencia del revestimiento cerámico de la cubierta debido a que «la solución dispuesta para el revestimiento no ha sido la adecuada, ni con la durabilidad esperable». «La causa del fallo deriva de un diseño y una selección incorrecta de los materiales, ó defectos de ejecución ó ambas cosas», apunta el documento que hizo público ayer Máximo Buch.

Desde Aidico alertan de que «las condiciones actuales hacen inviable la circulación y tránsito de personas en el edificio» porque es «imposible asegurar que los desprendimientos van a ser pequeños y localizados, existiendo un riesgo de caída de superficies considerables». «Estas lesiones son irreversibles y prácticamente no permiten reparaciones parciales más o menos extensas, siendo necesario el desmontaje total del revestimiento», afirma el informe. Además, la solución que se tome debe evitar «situaciones de incertidumbre o que puedan causar riesgo físico o emocional a las personas». En este último caso para evitar sustos y contratiempos a los espectadores en caso de caída.