Las aguas del Júcar acumulan a lo largo de sus casi 500 kilómetros de longitud numerosas trazas de pesticidas que se depositan en los órganos internos de algunas especies y que comprometen su supervivencia.

Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y la Universitat de València ha detectado concentraciones «puntualmente elevadas» de pesticidas, algunos prohibidos hace años por la normativa de la Unión Europea.

Investigadores de ambas universidades han «barrido» el río desde su cabecera en Huélamo (Cuenca), pasando por Cuasiermas (Albacete), Jalance y el azud de Antella (Valencia). Tanto las muestras de agua como el análisis de las vísceras de los peces han confirmado la presencia de pesticidas.

El trabajo ha sido publicado en la revista «Journal of Hazardous Material» y forma parte del proyecto Scarce, que investiga los impactos del cambio global en los recursos hídricos y que ha permitido descubrir la presencia de numerosos tóxicos, incluidos restos de drogas y medicamentos, en las aguas de los ríos mediterráneos y en lagos como el de la Albufera.

«La persistencia de ciertos pesticidas en distintas zonas de la cuenca, con concentraciones aproximadamente estables, indican que existe una aportación continua a lo largo del río, con una concentración media mayor para el piriproxifen y el procloraz, imazalil y clorfenvinfós, asociados casi siempre a tratamientos agrícola», según el investigador Francisco Martínez Capel.

En los peces destacan las concentraciones en especies como la trucha y la anguila, una especie «en amenaza crítica a nivel internacional que merece investigaciones con mayor profundidad».

«Las concentraciones de pesticidas detectadas no representan un peligro inmediato para los peces, pero no se puede descartar que algunos estén afectando a su metabolismo y comportamiento, y por tanto a su crecimiento y reproducción», concluye Martínez.