La Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) optó ayer oficialmente por una «discreta calma» a la espera de conocer hoy se supone que ha de ser así el contenido completo del dictamen del Consell Jurídic Consultiu (CJC). Leído este «con tranquilidad», y no solo las conclusiones del informe que trascendieron ayer, la autoridad lingüística quizá no tanto ya ofrecerá su valoración. Posiblemente después de que varios miembros de la junta de gobierno se reúnan hoy. Pero se prevén tiempos movidos, ya que, en privado, los académicos manifiestan ideas distintas sobre la postura a adoptar.

«No me lo acabo de creer. Sobre todo, por la rotundidad con la que se pronuncia el Jurídic, según lo que se ha conocido por ahora», manifestaba ayer un miembro de la Acadèmia designado por el PP.

Otros, más enojados, abogaban en caliente por no mover ficha y dejar el Diccionari y la definición de valenciano tal como está. «El dictamen no es vinculante, no lo ha pedido la AVL y el DNV no es un documento de valor jurídico, sino una obra lexicográfica», argumentaba un académico anoche.

El informe del Jurídic «no obliga, es cierto apuntaba otro integrante de la entidad, pero no hacer nada lleva a un conflicto interinstitucional nada deseable».

Alguno dejaba caer incluso su desacuerdo con que se hubiera incluido la advertencia en la versión digital del DNV sobre el hecho de que la entrada de valenciano estaba pendiente del dictamen jurídico. «No se comentó en el último pleno».

Mientras, la hoja de ruta del Ejecutivo de Alberto Fabra pasa por hacer llegar el pronunciamiento del Jurídic a la Acadèmia y esperar acontecimientos. La confianza es que la institución normativa reconocida como tal en el Estatut «retoque» la definición de valenciano (y, ligado a ello, se entiende, la de catalán, que es simétricamente igual) sin que medie solicitud formal alguna.

La consellera María José Català insistió ayer, antes de trascender las conclusiones del dictamen, en la vía del consenso con la AVL. Habrá que ver.