El Policía Nacional que asistió a la lectura de la caja registradora de eventos (la caja negra) del tren que volcó en el accidente del metro, la UTA 3736, declaró ayer a la jueza que «fueron los directivos de FGV quienes insistieron en la necesidad de trasladar» la caja negra del tren a Valencia Sud, la madrugada del 4 de julio para «leer los datos sobre el siniestro». En concreto, el policia con número de placa 87.924 asegura que fue «la gerente Marisa Gracia la que me dijo que querían llevársela a Valencia Sud para ver el contenido». El agente tenía orden de custodiar la caja negra hasta la Jefatura de Policía pero, ante la insistencia de los directivos de FGV, el inspector que coordinaba el operativo policial autorizó el traslado a Valencia Sud. Una declaración que se da de bruces con la versión del jefe de talleres, Luis Domingo Alepuz, quien declaró en la comisión de las Corts que «la caja negra se leyó a requerimiento de la policía científica».

El policía que custodió la principal prueba del accidente también admitió ante la jueza que «era la primera vez que veía una caja como esa y que participaba en un volcado de semejantes datos» por lo que «no puedo dar fe de que lo que consta en el acta puede, o no, corresponder con la realidad». No obstante, aseguró que no perdió de visto la caja negra y que hizo fotos de las pantallas de ordenador donde se leían los datos, aunque no del proceso de «colocar la caja registradora de eventos en un tren para extraer los datos con un ordenador portátil, grabarlos en un disquet que se leyó en otro ordenador». Según FGV los datos se «borraron» tras leerlos. El policía también admitió que solo se llevó a Jefatura el disquet con los datos, ya que la caja negra se quedó en FGV, sin precintar.