Ramon Ferrer, actual presidente de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), ha cortado sus últimos lazos con la institución que en los años de la llamada batalla de Valencia simbolizó la lucha contra la unidad de la lengua. Ferrer, que se mantenía alejado desde hace años del funcionamiento de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV), ha decidido ahora darse de baja. Fuentes del entorno del presidente de la AVL confirmaron ayer a Levante-EMV que este ha presentado un escrito en el que renuncia como académico de la entidad que Xavier Casp presidió.

La dimisión formal se produce días después de la polémica por la definición de valenciano incluida en el reciente Diccionari Normatiu Valencià (DNV). La entrada dice que valenciano es «la lengua románica hablada en la Comunitat Valenciana, así como en Cataluña» y otros territorios, «lugares donde recibe el nombre de catalán».

La Generalitat instó a la AVL a considerar las recomendaciones del Consell Jurídic Consultiu, que concluyó que la citada definición «no se acomoda» al Estatut d'Autonomia, mientras dirigentes del PP como Serafín Castellano cargaban contra la entidad normativa. Y en medio de ello, radicales realizaron pintadas frente a la sede de la Acadèmia y en la fachada de la vivienda de Ferrer.

Las fuentes citadas no aclararon las razones concretas para la dimisión de Ferrer de la RACV. «Todo tiene un principio y un final», se limitaron a decir. Y remarcaron que se trata de hacer oficial una desvinculación de ya hace años.El profesor de Historia Medieval de la Universitat de València figura todavía como académico de número en la web de la RACV, en la que entró en 1984. Se dice que dos años de incumplimiento de las obligaciones son causa de baja. En la actualidad, el único miembro de la AVL con cargo en la RACV es Alfons Vila, que es académico correspondiente.