La treintena de dependientes tenían previsto quedarse «todo el fin de semana» si el arzobispo de Valencia no los atendía. Elvira, una de las que iba a secundar la protesta y que ya tiene experiencia en manifestaciones de larga duración, explicó que «las familias de los dependientes ya no aguantan más». «Soy católica y venimos a la Iglesia para que nos ampare», reclamó. Los dependientes entraron a la basílica de la virgen de los Desamparados a las 20.45 horas, 15 minutos antes de que cerrara. Cuando los fieles abandonaron el edificio y el sacristán se disponía a cerrar le comunicaron que no se marchaban. Al verse el panorama y preguntado por este periódico, el joven religioso afirmó que no era quién «para pedirles que se vayan». Menos comprensiva fue la actitud de dos policías locales que pidieron a los dependientes y sus familiares que desalojaran. Tras hablar con los encerrados y estos comunicarles que se quedaban se marcharon. Los dependientes tuvieron que compartir sus primeras horas de encierro con una vigilia de jóvenes. s. pitarch valencia