El tema central de la Historia contemporánea española es, en opinión de Ángel Viñas, la responsabilidad por la sublevación militar de julio de 1936. El historiador, economista y diplomático compartía hasta hace poco la idea de que los conspiradores buscaban un levantamiento contra el Frente Popular, pero no tenían en mente una guerra larga. Ahora ya no piensa así. Su opinión ha cambiado después del descubimiento de lo que llama los «contratos romanos» en los archivos del «conspirador monárquico por excelencia», Pedro Sáinz Rodríguez.

Se trata de los contratos firmados el 1 de julio de 1936 con una empresa italiana próxima al régimen de Mussolini para adquirir 47 modernos aviones de guerra y miles de bombas y armas. Esos documentos demuestran que los conspiradores pensaban que el golpe podía derivar fácilmente en una guerra civil y se prepararon con antelación, afirma Viñas. Eso sí, puntualiza, lo que nadie preveía es que Franco iba a perpetuar una dictadura durante 40 años. Esa es la estrategia que el general fue vislumbrando y definiendo a medida que la contienda avanzaba.

En definitiva, sentencia, la Guerra Civil no puede explicarse únicamente con factores internos, sino que «hay que meter en la pila bautismal, por así decir, los exógenos: la intervención de la Italia fascista».

El historiador confiesa que, a partir de estos descubrimentos, ha revisado su opinión sobre el papel de la monarquía, si bien no existe documentación, por ahora, que pruebe una posible participación de Alfonso XIII, que entonces vivía en Roma, en la citada operación armamentística.

A la luz de todos estos datos, Viñas sostiene que don Juan Carlos, con su papel en la Transición, «no hizo ni más ni menos que saldar una deuda histórica contraída con los centenares de miles de muertos que produjo la sublevación dirigida por militares de la cuerda monárquica». A. GARCIA VALENCIA