Estuvo esculpiendo palabras, verso a verso, hasta semanas antes de su muerte, cuando le acaeció el deterioro y caos total, ley de vida, cumplidos los 90 años.

Fue el poeta de lo valenciano y de lo religioso. También de los temas populares y de la sátira. Escribía en lenguaje llano, para que todos le entendieran. Era el Bernat i Baldoví de nuestro tiempo, pulsaba como nadie las claves del humor y la ironía, de la crítica a la valenciana, hecha Falla.

Nació y vivió en Russafa y tenía el don de la ubicuidad, omnipresente, en todo aquello que rezumara valencianía, sin distingos de ninguna clase. Valencianista a ultranza, tenía contactos y relaciones con gentes de la literatura con cuyas ideas no comulgaba.

Joan Fuster pudo reeditar en facsímil La creu del matrimoni, el llibret de la Falla de la Plaça de la Trinitat de Xàtiva, impreso por Blai Bellver en 1866, gracias a que Anfós Ramon, quien conservaba el único ejemplar que existía, se lo dejó para tal fin en 1973.

Escribió Ramón muchísimos llibrets de falla, diversos miracles, composiciones corpusianas, fue premiado en numerosos certámenes literarios, acudía a tertulias literarias, recitales, conferencias, fue poeta premiado o mantenedor en juegos florales o presentaciones de reina de fiestas.

Con él coincidí allá por la década de los 70 en Juegos Florales de Xàtiva y de Paterna, en que se nos premió. Era Anfós un poeta costumbrista, dominador de la métrica, el ritmo y las formas, a las que conectaba razones y sentimientos de peso, cargas de profundidad, que estremecían y nutrían las raíces de sus lectores.

Lo fue todo en la Cofradía del Santo Cáliz, en la Adoración Nocturna, Lo Rat Penat, el mundo vicentino, las Fallas, el valencianismo político, el Corpus, ? se apuntaba a todo, prestaba servicio en todas partes, incluso ya muy avanzada su edad y enfermedad.

Su vida, nacida el 1 de abril de 1924, comenzó a declinar en 2005 con la muerte de su esposa Rosa, el gran amor de su vida, la musa a la que más poemas dedicó en su vida, publicados en un grueso volumen. Rosa falleció en el IVO, en el mismo lugar que ahora ha finado su vida Anfós.

Hoy, a las 12.30, en el Tanatorio Municipal será su funeral. Resonarán en su honor y recuerdo sus propios versos, los que escribiera sobre el viento una noche de nostalgia y melancolía: «No sé si quan yo tinga vint anys de sepultura/ vindrà un amic poeta a dir-vos que em recorda,/ Potser com no soc jove, no inspire tanta llàstima/ i em sembraran silencis que diuen més que els versos».