Proclamación de Felipe VI

Jaime Alfonsín, el hombre de confianza del nuevo rey

El jefe de la secretaría del príncipe desde 1995 ha jugado un papel esencial en la formación del nuevo monarca como su principal asesor

Jaime Alfonsín, el hombre de confianza del nuevo rey

Jaime Alfonsín, el hombre de confianza del nuevo rey

julio pérez | valencia

Tras terminar su etapa de formación, la Casa Real afrontó a finales de 1995 el fichaje del principal asesor del príncipe. Alguien que aportara la experiencia suficiente derivada del cargo, pero sin que la edad supusiera un problema generacional. Felipe de Borbón estaba a punto de cumplir los 28. Recién llegado de un máster de Relaciones Internacionales en Estados Unidos, en Zarzuela pensaban que era el momento de impulsar su proyección pública. Lo que implicaba una agenda propia. ¿Y una Casa propia también, a imagen de otras coronas, como la británica? Se debatió. La idea quedó finalmente en el cajón por el temor a tropezar en la descoordinación. Así que la oficina a servicio del príncipe, como ocurre todavía hoy, dependería del equipo que trabajaba para el rey, con el reto de, sin entorpecer la labor de su padre, sacar brillo al joven heredero.

Un currículum de vértigo

Jaime Alfonsín Alfonso (18 de agosto de 1956), tenía tan sólo 39 años cuando se cruza en la vida del nuevo rey. Claro que el currículum ya en aquel momento era de vértigo. Tras licenciarse en Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid con el premio extraordinario de su promoción, en 1980 ingresó en el cuerpo de Abogados del Estado. En una trayectoria profesional que compaginó con la docencia en Icade y la Universidad Autónoma de Madrid, Alfonsín salta al sector privado con la asesoría jurídica de Barclays Bank y estuvo entre 1992 y 1995 ejerciendo en el despacho Uría&Menéndez. Fue uno de sus socios y preceptor de Felipe de Borbón, el asturiano Aurelio Menéndez el que propuso su nombre a Casa Real como jefe de la Secretaría del heredero. Su «sólida preparación en asuntos de Estado y de la Unión Europea» fue la clave, según cuentan conocedores de aquella decisión.

Desde aquel momento, durante estas prácticamente dos décadas, Jaime Alfonsín fue la sombra de don Felipe. Su mano derecha. «Incluso también la izquierda», apuntan las mismas fuentes. No hay acto oficial nacional o internacional en que el jefe de su Secretaría no le acompañe. Lleva la agenda, le asesora en los discursos, e incluso le prepara dossiers sobre los lugares que va a visitar. «Despachaba directamente con el príncipe, con el jefe de la Casa y el secretario general», explicaron.

No extraña que entre los dos despachos que ocupan en la primera planta de Zarzuela sólo exista una puerta y que Alfonsín resida con su mujer y sus dos hijas «a pocos kilómetros» de la residencia oficial del nuevo rey.

«Es una persona rigurosa, muy prudente y discreta. Diríamos que es muy difícil que se equivoque

„aseguran en su entorno„. Es reservado y paciente. De hecho, la paciencia le ha servido para sobrellevar los rumores y comentarios insidiosos de algunos medios de comunicación».

Su papel, de hecho, fue fundamental tanto en la oleada de informaciones que acompañaron el noviazgo con Eva Sannum y el camino hacia el anuncio de compromiso con Letizia Ortiz, con la que también despacha para organizar su agenda. Y a él se le señala también como uno de los artífices de la hoja de ruta que Zarzuela planificó para potenciar al príncipe cuando los problemas de salud de Juan Carlos I empezaron a aflorar.

Junto a Jaime Alfonsín, que es todo discreción y eficacia, trabaja el general Emilio Tomé, que fue profesor del príncipe en la academia de Zaragoza y, posteriormente, su primer ayudante militar. Con la llegada de la princesa Letizia, el equipo de don Felipe se amplió con José Zuleta, militar y además aristócrata, procedente del equipo de protocolo de la Zarzuela. El duque de Abrantes y marqués del Duero es la sombra de la nueva reina. Todos están pendientes ahora de su futuro y orgullosos de haber compartido el camino de don Felipe hasta el trono.

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