El equipo médico que atendió al religioso Miguel Pajares, el primer caso de ébola tratado en España, ha subrayado que «hasta el último minuto lucharon con todos los medios posibles» para salvarle la vida y confiesan que es «impresionante» lo que puede hacer el virus en 4 o 5 días. Los facultativos explicaron que tras conocer que Pajares y Juliana Bohe iban a ser ingresados, se marcaron cuatro objetivos fundamentales: que no se transmitiera la enfermedad, proporcionar a los dos pacientes todo lo que se pudiera, intentar curar y no generar pánico.

Los especialistas del servicio de Medicina Interna del Hospital La Paz-Carlos III Marta Arsuaga y Fernando de la Calle Prieto, dos de los cuatro integrantes del equipo médico, permanecieron junto a Pajares las veinticuatro horas del día durante las cinco jornadas en las que se logró mantener al religioso con vida.

«Lo más duro agregaron fueron las complicaciones materiales para tratar a un paciente con el que no se puede mantener contacto físico de ningún tipo, por ello ajustar la medicación, tomar las constantes vitales o limpiarle requerían de un esfuerzo extra de enfundarse un traje protector que exige un enorme esfuerzo físico por el calor y un cuidado extremo al quitarlo». Cada media hora, empezaban a notar el cansancio; «Cuanto más tiempo pasas dentro, más riesgo de cometer algún error y por eso había tanto personal», agregó Arsuaga que indicó que el paciente estaba monitorizado y se comunicaban con él por un interfono.