El porcentaje de valencianohablantes será inferior al 10 por ciento en 2050 si se mantiene la actual política lingüística, según asegura un estudio realizado por Clara Miralles Vila, una estudiante de física de la Universitat de València (UV) que ha realizado un trabajo de fin de grado dirigido por el profesor Manel Perucho basado en métodos matemáticos, ha informado la institución académica.

El informe "ha superado tanto el discurso benévolo sobre el futuro dorado del valenciano como aquel que alerta de una desaparición próxima, si no se modifican las políticas públicas", destaca la Universitat, que detalla que Miralles ha elaborado una descripción y una proyección cuantitativas fundamentadas en modelos científicos que ella misma ha afinado para este objeto de estudio.

En concreto, el estudio se ha basado en los datos que aportan las encuestas del Servici d'Investigació i Estudis Sociolingüístics (SIES) de la Generalitat Valenciana y la Acadèmia Valenciana de la Llengua.

La dinámica de la competición que se establece entre el uso de las lenguas en una sociedad multilingüe como la valenciana, con una simulación hecha desde modelos de la física con el aparato matemático, es el método inusual de estudio de un hecho social del cual la sociedad ha hablado mucho y, "sin embargo, ha medido poco".

En su análisis, Miralles ha empleado dos estudios matemáticos para describir la situación sociolingüística y de competencia entre el valenciano y el castellano en nuestro territorio. El primero, el modelo de Abrams-Strogatz, toma en consideración un sistema formado por dos lenguas en competición: el valenciano y el castellano en nuestro caso. Este modelo postula que el número de hablantes de cada lengua está también determinado por un parámetro que refleja el atractivo de esta, es decir, las oportunidades sociales o económicas que ofrece a sus hablantes. En este modelo la ecuación nos describe que, en función de este desigual atractivo, una lengua desaparece bajo la preponderancia de la otra.

El segundo modelo, el de J. Mira y A. Paredes, es una versión mejorada del anterior, puesto que supera los dos bloques lingüísticos e incorpora un tercer grupo de hablantes: los bilingües. Además, predice que el bilingüismo se mantendrá en función del grado de parecido entre las dos lenguas que compiten y que el trasvase de un hablante de una lengua hacia la otra suele pasar por el estado intermedio, el del bilingüismo, y este estado será más estable cuanto más parecidas sean ambas lenguas.

"Los datos tratados en el trabajo muestran una clara tendencia decreciente en el uso del valenciano, tendencia que, según las aproximaciones del modelo, conduciría a su minorización y posible desaparición. A pesar de que cualquier modelo es una simplificación de la realidad, estos pueden ser de gran utilidad a la hora de predecir situaciones futuras a las cuales se puede llegar si no se cambian los patrones vigentes y se toman medidas políticas y sociales adecuadas para reconducir la situación", explica Clara Miralles a través de un comunicado.

Estatus social y parecido de lenguas

Entre los resultados que extrae esta investigación, llama la atención la importancia de parámetros como el estatus social y el parecido de las lenguas, y el modelo Mira-Paredes "predice que una de las dos lenguas acaba desapareciendo, en nuestro caso, el valenciano, y que el grupo de bilingües no es estable y, por lo tanto, también desaparecerá", afirma Miralles en su investigación.

Para el sociolingüista y consultor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Ernest Querol, Clara Miralles, dirigida por el profesor Manel Perucho, "ha tenido el acierto de armonizar la matemática, la física y la sociología del lenguaje en su trabajo de fin de grado".

"Y también el ánimo de encontrar el punto justo entre la simplicidad y la complejidad, sin hacer esta última demasiado sencilla, que es lo que le había pasado al muy conocido modelo de Abrams y Strogatz. Ha tenido que añadir complejidad porque estos autores no consideraban las personas que hablan dos lenguas. Miralles describe bien la realidad sociolingüística, hecho que le permite hacer prospectiva y alertar de que para evitar la bajada del valenciano hay que implementar políticas decididas de apoyo", agrega.

Según las fuentes consultadas, actualmente coexisten cerca de 6.000 lenguas en nuestro planeta, de las cuales un 4% son habladas por el 96% de la población, mientras que el 25% tienen menos de 1.000 hablantes. Las previsiones más optimistas dicen que al final de siglo la mitad de las lenguas desaparecerán, pero las más pesimistas predicen que desaparecerán el 90% de las lenguas actuales. Miralles concluye en su trabajo que queda patente que si se mantiene la tendencia según el modelo de Abrams-Strogatz durante los próximos años, en 2050 el porcentaje de valencianoparlantes será inferior al 10%.

Por su parte, Rafael Castelló, director del Servei de Política Lingüística de la Universitat de València, ha declarado en referencia al trabajo de Miralles que "es sumamente interesante comprobar como la situación social del valenciano preocupa y plantea preguntas a investigadores e investigadoras de cualquier disciplina: evidencia la preocupación social existente en el País Valenciano, dadas las políticas aplicadas por los sucesivos gobiernos autonómicos".

"Los resultados obtenidos --prosigue--, además, nos reafirman en la necesidad de mantener políticas conscientes y firmes que puedan redirigir la evolución que podrían seguir los acontecimientos si no nos comprometemos colectivamente. Esta investigación demuestra que si dejamos los usos de nuestra lengua al albedrío de las elecciones individuales, según las reglas de mercado, el futuro será más bien corto y que, por lo tanto, se requiere el compromiso colectivo. En este sentido, la Universitat de València, con su política lingüística, quiere asumir este compromiso ante la sociedad valenciana".

Finalmente, Clara Miralles, graduada en Física por la Universitat de València, quiere resaltar la necesidad de que exista una colaboración entre los sociolingüistas y los físicos y matemáticos para afinar los modelos respecto a la realidad social y reflexionar sobre el significado de los resultados.