El conseller Juan Carlos Moragues se subía por las paredes. Movía los brazos desde su escaño sin disimular su enfado entre las protestas del grupo popular... contra el presidente de las Corts, Alejandro Font de Mora. Una escena inédita en los tres años del anterior titular del Legislativo, Juan Cotino. Font de Mora había sentado a Moragues. En la sesión de control, el conseller contestaba a Mònica Oltra (Compromís) sobre la caja fija, interrumpido por diputados de la oposición. Así consumió el breve minuto asignado. «Se ha terminado», le avisó Font de Mora. «¡Esto no puede ser!», protestó el conseller, que le pidió «un segundo y acabo». «Tome asiento», zanjó el presidente, y le apagó el micrófono, aplicándole como a todos la implacable ley del cronómetro de las sesiones. Entonces el hemiciclo se convirtió en un gallinero, con reproches entre populares y oposición. Font de Mora hizo una reflexión para pedir a todos los diputados «respeto en las preguntas y en las respuestas». De otro modo, dijo, «se traslada al pueblo valenciano una imagen de gamberrismo institucional y no lo voy a consentir». «Somos parlamentarios, no parvulitos», se quejó después el socialista Rafael Rubio.

Bonig llama a Mollà «hija de papá» y ésta le replica que «al menos no me avergüenzo de mi padre». Antes había habido un enganchón entre la consellera Isabel Bonig y Mireia Mollà (Compromís). Bonig le espetó a Mollà: «Yo no soy rica, me he ganado todo lo que tengo, ¡hija de papá!» Y Mollà le devolvió: «No soy rica. Yo, por lo menos, no me avergüenzo de mi padre». Una alusión a que el progenitor de Bonig es socialista.

Blanco (EU) pide amparo por la falta de respuesta de los consellers. Ignacio Blanco (EU) se quejó a Font de Mora porque la consellera Català contestó con escándalos de IU en Rivas-Vaciamadrid y Fuenlabrada a la pregunta de por qué no van a enmendar los Presupuestos del Estado. Font de Mora le señaló que él garantiza la respuesta, pero no entra en el contenido. «¡Igual que Cotino!», le afeó.