Uruguay está investigando al que hasta ahora era su cónsul en Valencia, Gustavo Schiavo, por las supuestas irregularidades en la concesión de visados y el manejo de fondos, y el presunto acoso a una trabajadora de la oficina diplomática, según han revelado los periódicos uruguayos El Observador, El País y El Informador. El presidente de Uruguay, José Mújica, prorrogó en abril el destino de Schiavo en Valencia hasta el 13 de enero de 2015, pero en septiembre fue destituido. El Ministerio de Relaciones Internacionales de Uruguay precipitó la destitución tras descubrir las presuntas irregularidades, según se hizo ayer eco el periódico digital Valencia Plaza. La policía española no tiene constancia de ninguna denuncia contra Schiavo.

El cónsul estuvo dos años y medio destinado en Seúl y después otros dos años y medio en Valencia. Según informó la prensa uruguaya citando a fuentes de la cancellería, la primera supuesta irregularidad que activó la investigación fue la concesión de quince visados a ciudadanos chinos para establecerse en Uruguay. Schiavo -que ya está de regreso en su país- había sido investigado por hechos similares durante su etapa en Seúl, aunque en aquella ocasión no se pudo demostrar. Las pesquisas abiertas por las autoridades uruguayas tratan de aclarar el motivo por el que fueron concedidos los visados y si hubo pago de por medio, siempre según las mismas fuentes.

Según las denuncias, el diplomático supuestamente también habría abusado de la ayuda que le concedía su Gobierno para el alquiler de la vivienda. Además, siempre según la prensa uruguaya, supuestamente embistió con su coche a una trabajadora del consulado con la que mantuvo una relación sentimental y que acabó despedida. El ministro uruguayo de exteriores, Luis Almagro, confirmó a los medios que la sustituta de Schiavo en Valencia es la diplomática de carrera Marión Blanco, que asumirá el cargo a principios de noviembre.