El arzobispo de Zaragoza, el valenciano Manuel Ureña, anunció ayer su renuncia al cargo por motivos de salud porque, según manifestó, el ministerio pastoral exige «la donación de toda la persona» y, aunque está «espiritualmente fuerte» y físicamente no está mal, la situación lo aconseja «por el bien de la Iglesia». Nacido en Albaida hace 69 años, el prelado se ha sometido en los últimos seis años a varias operaciones, entre ellas una de corazón por la que lleva dos by pass en las arterias, además de una intervención «seria de próstata» en 2012, que descartó la existencia de cáncer, y otra del menisco de la rodilla izquierda en el último año.

Ureña desveló en una rueda de prensa que presentó hace unos meses su renuncia al papa Francisco, que la ha aceptado, y señaló que el estrés, los viajes y los asuntos propios del cargo aconsejan que no ponga en riesgo su salud y que cese porque, además, el próximo 4 de marzo cumplirá «70 marzos». La renuncia episcopal debe presentarse, por regla general, a los 75 años.

Tras afirmar que puede haber nuevo arzobispo de Zaragoza en enero próximo, su marcha abre un proceso ordinario que pasa por el nombramiento de un administrador diocesano, que será elegido mañana por la tarde por el Colegio de Consultores, formado por doce sacerdotes. Ureña reconoció que «han empezado a sonar nombres» para sustituirle, como el obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, el turolense Juan José Omella, que lo ha sido también de Barbastro-Monzón, o los obispos auxiliares de Madrid Fidel Herráez y el jesuita Juan Antonio Martínez Camino.

Llegó a Zaragoza procedente de la diócesis de Cartagena-Murcia, „en la que había sido nombrado obispo el 1 de julio de 1998„, en sustitución de monseñor Elías Yanes. Previamente, el 23 de julio de 1991, fue nombrado primer obispo de la diócesis de Alcalá de Henares, obispo de Ibiza, el 8 de julio de 1988, así como administrador apostólico de Menorca entre abril de 1990 y junio de 1991. El arzobispo Ureña, que fue ordenado sacerdote el 14 de julio de 1973 en Valencia, desempeñó su labor sacerdotal durante tres años en la parroquia Nuestra Señora del Olivar en Alaquàs y obtuvo en Roma la licenciatura y el doctorado en Filosofía Pura por la Pontificia Universidad Angelicum.