Ernest Lluch, aparece en la exposición «Mestres de ciutadania» que, en su recuerdo y en el de Tomás y Valiente y Manuel Broseta, puede visitarse en La Nau de la Universitat de València, en una de las fotografías del viaje fin de carrera de la 1ª promoción de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universitat de València, a la cual pertenezco, acompañado por Tere Fluviá, Dolors Bramón, Ana Fuertes y Aurelio Martínez. Y lo recuerdo, al contemplarla, sentado en una hamaca de la cubierta del buque Canguro Barcelona-Génova, en el viaje de regreso, festividad de san José, de hace cuarenta y dos años, charlando plácidamente, con los alumnos con los que había compartido el viaje. La relación de Ernest Lluch con ellos, con nosotros, siempre fue cordial, fructífera y amistosa, y nuestra consideración hacia él excedía de la que corresponde normalmente a un profesor, siendo la de un referente.

La Facultat de Economia, junto a la sección valenciana de la Fundació Ernest Lluch, celebra por estas fechas, desde hace cinco años, actos en homenaje del profesor asesinado el 21 de noviembre de 2000. En esta ocasión intervinieron el decano Vicent Soler, y el presidente de la sección valenciana, Salvador Almenar, junto al rector Esteban Morcillo y el que fue presidente del Parlamento europeo, Enrique Barón. Todos ellos pusieron de relieve, desde sus diferentes conocimientos y puntos de vista, la personalidad tolerante y ágil, irónica y consecuente, del profesor y político Ernest Lluch, y los múltiples afectos, enseñanzas e iniciativas que dejó entre los valencianos. Entre otras, en 1970, la dirección de la importante obra sobre, «L'Estructura econòmica del País Valencià», necesitada hoy de actualización ante la difícil de situación en la que se encuentran diferentes sectores industriales de nuestra economía, como apunta en estas mismas páginas Jordi Palafox, y ante la necesidad de un cambio en nuestro modelo productivo como ha recogido en sus jornadas el Foro Cañada Blanch.

El profesor Lluch fue artífice de la recuperación, junto a don Joaquín Maldonado, y a un grupo de jóvenes economistas como José Mª del Rivero y Vicent Llombart, entre otros, de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, con ocasión de la conmemoración del segundo centenario de la fundación de esta benemérita institución en 1976, y, también, de la creación del Gabinete Sigma, junto a Vicent Ventura, Pérez Casado y Pérez Montiel, entre otros, para la realización de estudios sobre la realidad económica valenciana y la ejecución práctica de los mismos, como fue el de, «Urbanismo comercial en Valencia», en el que participó Miguel Ángel Fabra, y yo mismo, en el que se señala, con escaso margen de error, la evolución del comercio valenciano y las zonas de implantación futura de superficies comerciales, como se pudo comprobar.

El papel activo de Lluch en la política valenciana atrajo a numerosos jóvenes universitarios hacia el PSPV, hasta que llegó su incorporación definitiva al PSC, desde donde alcanzó la cartera del Ministerio de Sanidad en el primer Gobierno de Felipe González, ofreciendo brillantes reflexiones políticas desde la tribuna del Congreso de los Diputados, extendiendo los beneficios de la sanidad universal, y haciéndose acreedor de la Medalla de Oro de la Feria de Valencia, por su apoyo a Expofarmacia, que le entregó el presidente Ramón Cerdá. Su compromiso reivindicativo podía comprobarse, años después de ser Ministro, en las pintadas que permanecían inalterables, con su inconfundible grafía, en las paredes de diferentes lugares del barrio de Ruzafa, donde por entonces vivía, en Valencia. También, tiempo antes, con su participación, junto a compañeros de otros partidos y organizaciones, en la reunión, que acabó en detención, de los conocidos como «10 d'Alaquàs», en la casa de ejercicios de los jesuitas en este municipio, para reivindicar los derechos de la autonomía valenciana.

Ernest Lluch, se hacía de estimar, era afectuoso con quienes le conocían, a la vez que profundo y versátil. Pasaba de los Borja al "Barça", nada le era ajeno, desde la historia del pensamiento a la construcción de un proyecto político. Por eso la noticia de su asesinato, conocida en las primeras horas de una mañana fría de aquel 21 de noviembre de hace ya 14 años, nos conmovió a todos quienes, de una u otra manera conocíamos sus diferentes facetas, y hoy le recordamos sin olvido con las palabras de Albert García, «quan la mort s'emporta un amic que vols, el seu nom (el mestratge d'Ernest Lluch) travessa les portes de l'oblit».