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Entrevista | Mónica Oltra

"Ni el cuerpo, ni la cabeza, ni el corazón me piden irme... Ni siquiera ahora"

«Si la aritmética lo permitiera, pactaría con Podemos y Esquerra Unida un Consell sin el PSPV; eso sí sería el verdadero cambio»

"Ni el cuerpo, ni la cabeza, ni el corazón me piden irme... Ni siquiera ahora" fernando bustamante

La entrevista se realizó el pasado jueves, 48 horas antes del Consell General de Compromís que dinamitó el pacto unánime de la ejecutiva sobre el reglamento de primarias. Ayer, tras reabrirse la crisis, la coportavoz de la coalición incorporó su visión sobre el nuevo escenario.

No me diga que el cuerpo no le pide dejar al esposo Morera para irse con el amante Pablo Iglesias.

Solo tengo un hombre y no es ni Morera ni Pablo Iglesias. Políticamente hablando también soy monógama. Y ni el cuerpo, ni la cabeza, ni el corazón me piden irme de donde estoy... ni siquiera en las actuales circunstancias. Hemos creado un proyecto muy ilusionante y que a mí me hace sentir muy cómoda.

Meses y meses a navajazos por ir en las listas. El espectáculo es típico de la casta política.

Habíamos llegado a un acuerdo por unanimidad y ahora una parte de la organización lo ha roto. Los valencianos esperan de nosotros altura de miras y responsabilidad porque estamos llamados a cambiar este territorio. El tiempo de la negociación ha acabado, es hora de tomar decisiones. Hay tres partes de Compromís que han refrendado el pacto y una cuarta que lo ha roto y deberá tomar sus decisiones. Insisto, se acabó de mirarse al ombligo, hay que mirar a la sociedad.

¿Compromís está roto en estos momentos?

Compromís está a la espera de que quien ha roto el acuerdo unánime de la ejecutiva solucione sus problemas y tome la decisión de sumarse al acuerdo de los otros tres componentes.

Está habiendo mucha tensión por el reglamento de primarias. ¿Se puede recuperar la confianza en el seno de Compromís?

Está habiendo momentos de tensión porque estamos vivos, pero no creo que las tensiones nos hayan llevado a una pérdida de confianza. El acuerdo unánime de la ejecutiva fue un triunfo balsámico y sería muy decepcionante no recuperarlo de inmediato.

Si no tuviera el precedente de la ruptura con Esquerra Unida, ¿daría el portazo y se habría marchado a Podemos?

No, yo no estoy en un proyecto personal sino en uno colectivo. Las decisiones que yo tome irán en función de las decisiones colectivas.

Parece evidente que Enric Morera no se presentará a primarias.

No me atrevo a hablar por él. Aunque me lo hubiera dicho, que no es el caso, no estaría bien que yo lo hiciera público.

¿Se ve como la primera presidenta de la Generalitat, la Molt Honorable Mònica Oltra?

Claro que sí. Es lo que queremos conseguir, que haya un cambio en la Generalitat. Si encabezo la lista de Compromís, claro que me veo.

En su discurso de investidura, debería tener palabras de gratitud hacia Camps y Cotino por lo que han hecho por su carrera.

No les debo nada y en el caso de uno de los dos me he sentido muy agredida. Me hizo sufrir mucho.

Pablo Iglesias la elogió como «referente contra la corrupción» y ve a Compromís como partido hermano. ¿Qué posibilidad real de pacto preelectoral hay?

En el ámbito político, toda. Desde que Enric lo hizo público en Levante-EMV es la opción más razonable a la vista de las ganas que la gente tiene de cambio, de las propuestas de Compromís en estos años y de lo que hemos defendido en las instituciones frente a la casta y al poder absoluto. La opción más sensata sería ese pacto, por las encuestas, los espacios compartidos y trayectorias por el cambio ¿La opción más posible? El tiempo lo dirá.

Si la aritmética lo permitiera, ¿contempla el escenario de un pacto de Compromís con Podemos y Esquerra Unida para dejar al PSPV fuera del Consell ?

Sería un pacto quizás más atractivo para mucha gente. Sería aglutinar una única oferta electoral fuera del bipartidismo.

Le decía un pacto postelectoral.

Sí, claro, por supuesto, si saliera la aritmética.... Porque eso sí sería un verdadero cambio. Los pactos preelectorales nunca suman tanto como parece. Yo defiendo un sistema donde haya mucha oferta electoral aunque nuestras leyes priman el bipartidismo. Otra cosa es después. Pactemos un programa de gobierno de cambio de verdad, que atienda los problemas que nos aprietan el zapato, esto es, la emergencia social y la democrática.

¿Por Morera tiene más química y mejor trato con Ximo Puig que usted, que no tiene ninguno?

No lo sé. La química personal no depende de proyectos políticos. Aunque es cierto que los pactos políticos a veces triunfan o fracasan por la química de las personas.

Si usted fuera una artista, ¿diría que ha pasado de la fase efectista de las camisetas protesta a una etapa zen y más centrista para ampliar mercado electoral?

Diría que la anterior etapa fue efectiva, más que efectista. Soy muy pasional, vehemente. Cuando me tocan los principios y valores, no puedo evitar saltar. La primera camiseta, la del «Wanted...», me la puse porque el PP nos engañó, dijo que habría pregunta al presidente y se fue a Boston. La de «Canal 9 manipula» no estaba prevista. Me sugirieron una camiseta con el logo de Compromís. Y pensé, ¿mujer anuncio? Nunca he sido mujer anuncio, soy mujer protesta y me puse la de «Canal 9 manipula». No es que ahora esté en fase zen. Es que entonces teníamos delante un poder absoluto y ahora un poder en descomposición. La necesidad de esa confrontación ya no está.

Vamos, que Fabra cae solo.

Pues sí. Además, estamos en fase de construir porque sólo de la derrota del PP no sacaremos un proyecto de cambio.

Los empresarios valencianos se han rebelado por una mejor financiación. ¿Firmaría un gran pacto civil por la financiación?

Para reivindicar una financiación justa para los valencianos, si es un pacto con empresarios, sindicatos, sociedad civil y partidos, sí. Pero lo gestionaría la izquierda, no el PP.

Con 34.000 millones de deuda y 42.000 de hipoteca, ¿cómo se mantendría la cohesión de un gobierno de izquierdas y qué margen de actuación habría?

Plantándole cara a Rajoy. ¿Por qué tenemos que tener financiación tan por debajo de Castilla y León? Y luego van hablando de cohesión nacional. Hay que plantarse delante de Rajoy con un gran pacto. Rajoy no nos tratará al nuevo Consell como a Fabra. O nos escucha y se reforma el sistema o lo llevaremos a los tribunales por incumplimiento de la Lofca.

La corrupción es ubicua en las instituciones valencianas. Que otras comunidades estén también contaminadas, ¿le consuela?

La corrupción es generalizada, pero los valencianos no son corruptos. Corruptos son los gobernantes del PP, ni siquiera los afiliados. Es un problema sistémico, consecuencia de haber debilitado la democracia. La corrupción es un síntoma, pero se ha de acabar con la enfermedad, que es la debilidad democrática. La democracia no tiene en este momento suficientes instrumentos para defenderse de los corruptos y de los corruptores.

De los empresarios que pagan y sobornan se habla poco.

Sí, porque los que sueltan el fajo de billetes son los que más poder tienen. Esta democracia no ha sabido poner límite al poder económico. Es más potente ese poder que los tres del Estado juntos. Hay que hacer una nueva separación de poderes que tenga en cuenta los cinco existentes: los tres del Estado, el mediático y el económico.

¿Cabe la regeneración democrática sin cambiar la designación de jueces y órganos de control, como el Tribunal de Cuentas?

Esos órganos han de estar en manos del partido que no gobierna. Lo mejor sería un híbrido entre la elección parlamentaria y la insaculación entre una bolsa de ciudadanos que cumplan requisitos. Y dando preponderancia a la oposición. Respecto a los jueces, yo no estoy a favor de que se elijan a sí mismos porque favorece el corporativismo y la endogamia. Hay jueces magníficos que por no tener padrinos en partidos nunca estarán en el TSJ. Por eso prefiero un sistema de elección combinado.

¿Hasta qué punto marca políticamente venir del PCE?

Venimos de una cultura que ha hecho mucho bien a este país. Deja huella en que todos somos dialécticos en el análisis de la realidad y en la búsqueda de soluciones.

Eso antes se llamaba metodología marxista de análisis.

Más marxiana que marxista. Hoy tenemos contradicciones más complejas cuando se encaran los parámetros de dignidad, por ejemplo en el tema medioambiental o en la ruptura de la justicia social.

La corrupción copa la agenda hasta el punto de que la izquierda apenas habla de justicia social.

La corrupción tiene un elemento muy mediático, visceral... Es más fácil consumir noticias de corrupción que sobre cómo queremos hacer el cambio.

El milagro de la Transición y las virtudes de la generación política que alumbró la Constitución ¿son verdad, leyenda o una estafa?

Yo defendí en las Corts un proceso constituyente. Le he dado muchas vueltas. Abogaría por una reforma constituyente que no es tirar a la basura todo lo anterior. La Constitución tiene cosas muy buenas y avanzadas en su momento. Hay que hacer una reforma que no sea un pacto en un despacho cerrado. Que nazca de un debate amplio de la sociedad civil, sin apriorismos, y llegar a una reforma con debate constituyente. Sería un híbrido de legitimidad popular sin ruptura dramática para nadie.

Como abogada. La justicia, además de ciega, ¿es sorda si quien clama justicia es pobre?

Ernesto Cardenal decía que es una serpiente que siempre pica al que va descalzo. La otra definición que me gusta la escuché en la Facultad: el Derecho es el instrumento de los poderosos para seguir siéndolo. Lucho cada día contra ello.

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