Arte
Así nos vio el gran viajero del XIX
Una muestra presenta los dibujos inéditos que Richard Ford realizó a su paso por el territorio valenciano en su viaje por España en 1831
Alfons Garcia | valencia
En la España de 1831, Richard Ford era visto como un tipo raro, un hombre de rasgos sajones ataviado a la española que se ponía a dibujar y tomar notas allí por donde pasaba. La gente se solía arremolinar a su alrededor. A veces, con desconfianza. Como en Elx, donde fue detenido y llevado ante el alcalde. ¿Qué hacía un extranjero dibujando el Palmeral?
Es una de las anécdotas de la gran ruta de Ford por España. El inglés es el gran viajero por la Península en el siglo XIX, el que descubre a los ingleses una España más real y menos cargada de los tópicos del Romanticismo. Su Manual para viajeros por España y lectores en casa, editado en Inglaterra en 1844, once años después de abandonar tierras ibéricas, fue la guía de cabecera para los viajeros británicos hasta principios del siglo XX.
Pero aunque su manual no contenía ilustraciones, Richard Ford (1796 - 1858) no sólo escribió sobre el país que se encontró, también realizó centenares de dibujos. Es un material de uso personal, para recordar lo que iba encontrando, por eso es calificado ahora de «prefotografía» (las cámaras tardarían unos veinte años en llegar).
Esos dibujos „los que han pervivido„ han permanecido pegados en álbumes, dentro de la colección familiar. «Son tan desconocidos como que en España sólo se expusieron parcialmente hace siete años en Sevilla (haciendo hincapié, claro, en los sevillanos) y en Inglaterra se exhibió una selección de 50 en 1974», afirma a Levante-EMV el historiador Javier Rodríguez Barberán.
El profesor de la Universidad de Sevilla es el comisario de la muestra más extensa de los dibujos de Ford realizada hasta el momento. Abrió las puertas el pasado lunes en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y permanecerá abierta hasta el 1 de febrero. La citada entidad y la Fundación Mapfre son las organizadoras del proyecto, que supone la exhibición de dos centenares de dibujos (en el catálogo se han incluido más de 300), la mayoría inéditos.
Sucede así con los que reflejan el territorio valenciano. Son ocho, en total, los acogidos en el catálogo, de los que sólo el de Elx se publicó con motivo de la exposición de Londres de 1974, recuerda Rodríguez Barberán.
Ford desembarcó en Gibraltar el 29 de octubre de 1830. Llegaba al sur de España con su primera mujer, Harriett, en busca de un clima más agradable tras los problemas de salud de esta. La familia se instala en Sevilla y el verano siguiente lo pasa en Granada. En septiembre, inician un viaje hacia el norte a través de la «ruta de Levante».
Así, Ford y su mujer, que se desplazan con un sirviente y arrieros, llegan el 17 de septiembre de 1831 a Callosa del Segura y Orihuela. Los días siguientes pasan por Elx (18), Alicante (19), Alcoi (20), Cocentaina y Xàtiva (21 y 22). El 23, tras sufrir sol y mosquitos y disfrutar de un paisaje de montaña, campos de arroz y huerta, llegan a Valencia, donde se detienen una semana, hasta el 29, atraídos por la ciudad.
En la urbe cambian el método de transporte y se suben a una diligencia para ir a Barcelona. Esta se detendrá el 1 de octubre en Sagunt.
El recorrido queda patente en sus dibujos, con una excepción: Valencia. Es una incógnita lo sucedido. «Es posible que los hubiera y se perdieron», comenta Rodríguez Barberán. Quizá el clima fue malo para salir a la calle con los lápices y papeles. Tal vez sus intereses, además de los monumentos, que describe con cuidado, fueron otros, como un cuadro de Ribalta, que sería una de sus principales adquisiciones durante su estancia en España. «Las pinturas que atesoran aquí [en Valencia] son infinitas, casi tantas como en Sevilla, aunque aún más descuidadas y olvidadas, si ello es posible, [?] arruinándose a causa del descuido, la humedad, el polvo y el humo», escribió Ford sobre la situación del arte en el triste siglo XIX.
Elx le pareció una ciudad «con tantas palmeras en la que solo faltan los beduinos». Alicante le atrajo menos: «Un lugar puramente mercantil [?] con gran afición al contrabando, especialmente en la costa salvaje cerca de Benidorm», dejó escrito y ahora se recoge en el catálogo de la exposición. Alcoi, «ocupada por fábricas de lana basta y de papel», tampoco le sedujo demasiado. Sí lo hizo Xàtiva, «una de las ciudades más pintorescas de España, incluyendo a Granada».
El interés fotográfico de los dibujos de Ford se ve claro en el de Sagunt, que permite conocer cómo estaba el viejo teatro romano en 1831. Los dibujos del inglés avanzan el interés por el paisajismo y sobresalen por la objetividad en los detalles.
Ford moriría en 1858, tras conocer el éxito de su Handbook (Manual). Una vez publicados los dos volúmenes, quemó todos sus cuadernos de mano „salvo dos„ con las notas de su viaje a España. Los dibujos „a lápiz sobre papel, la mayoría, aunque también hay acuarelas„ quedaron. Hoy, expuestos, enseñan un país lejano que es el mismo.
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