Aunque el rigor del invierno no se deja sentir con especial crudeza en la C. Valenciana, la carencia de una vivienda adecuada, sumada a la «pobreza energética» que la crisis ha disparado, hace que mantener la casa en calor puede convertirse en un lujo inaccesible. Según un estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales, unas 380.000 personas repartidas en cerca de 144.000 hogares no pueden acondicionar su casa en invierno.
Junto al frío, otro inconveniente de no tener la vivienda adecuada desde el punto de vista de la eficiencia energética es el ruido. Al margen de las fallas, la contaminación acústica por el tráfico o los locales de ocio se han convertido en uno de los caballos de batalla de los colectivos vecinales. Las plazas de España, Honduras, el Cedro o la zona de Creu Coberta son hoy por hoy los epicentros del problema del botellón en Valencia. Este problema que se extiende por toda la ciudad, precisamente, sacó anoche a la calle a los vecinos del barrio de San Marcelino. j. l. g. valencia
