Antes de que la gaviota de Génova cante el candidato del PP a la Generalitat, Alfonso Rus, como hizo San Pedro con Jesús, ha negado ya tres veces a Alberto Fabra. La última, ayer, y de forma presencial. Sin la coordinadora general del partido, Isabel Bonig, ni la prensa como intermediarios. Rus le negó a Bonig la firma de apoyo a un manifiesto por la candidatura de Alberto Fabra „el viernes por la tarde„ y anteayer miércoles se ratificó ante los periodistas en sus reservas a rubricar el documento y apoyar al presidente. «Primero lo leeré y en función de mi criterio y del de mi equipo lo firmaremos o no», sentenció. Ayer, a las diez de la mañana, Rus acudió a la llamada de Fabra, que pidió verlo en el despacho en un intento de rebajar la tensión y de explicar su iniciativa de recabar apoyos, una idea que ha enervado a la dirección nacional de la calle Génova.

El presidente provincial del PP y de la diputación cruzó la Plaça de Manises para acudir a la llamada de su vecino. Entró, se sentó, escuchó todas las explicaciones y le trasladó por tercera vez que «no» está por la labor de avalarlo. El encuentro duró apenas veinte minutos. Hubo un punto de coincidencia: el conflicto interno perjudica al PP y a sus expectativas electorales. Fuentes populares, que calificaron el encuentro como «cordial», explicaron que Alberto Fabra subrayó la necesidad de que el partido proyecte una imagen de unidad.

Por la tarde, fue el presidente provincial de Alicante, José Císcar, quien visitó el despacho de Fabra. La llamada tenía el mismo sentido que la de Rus. Intentar rebajar la tensión y dar explicaciones. El también vicepresidente del Consell expresó a Fabra que tampoco él está por la labor de declarar por escrito su fe fabrista. De hecho, hace ya tiempo que hizo apostasía de esa religión.

Las visitas preguntaron a Fabra, además, por el contenido de un manifiesto que, de momento, no se ha manifestado. Isabel Bonig está recolectando de hecho, apoyos o cheques en blanco para un escrito que, confirmaron ayer diversos dirigentes, nadie ha visto. Esto es, se está tanteando el terreno por adelantado, antes de concretar el escrito. El malestar de Madrid y la negativa de Alfonso Rus y José Císcar han obligado a Fabra y a Bonig a reconvertir el supuesto contenido. De manifiesto por Fabra, pasó a ser un documento de reivindicación de la gestión de Fabra, para acabar vendiéndose como de puesta en valor de la labor de gobierno de todo el PP. Del «enorme trabajo que se ha hecho desde la Generalitat, los ayuntamientos y las diputaciones en torno a una situación complicada», destacaba Bonig. El presidente Fabra coincidió ayer con la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en un acto en la ONCE. Ambos rehuyeron pronunciarse sobre la crisis en torno a la candidatura a la Generalitat. Durante el acto se evidenció la frialdad y hasta la tensión existente entre ambos, que apenas cruzaron dos palabras. Barberá está alineada con Rus y Císcar y tampoco está dispuesta a rubricar ningún manifiesto, según expresaron fuentes de su entorno. La alcaldesa, al igual que el presidente provincial del PP, solamente avalará la candidatura de Alberto Fabra en el caso de que María Dolores de Cospedal se lo pida. Barberá no diferirá un ápice de la posición de Génova, expresada por De Cospedal. «Rita es muy de partido». Y eso, en el PP, se traduce en lealtad a la dirección nacional. La presidenta de la diputación de Alicante, Luisa Pastor, también es reacia a dar su apoyo al presidente.

El aval envenenado a Fabra le llegó de parte de la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, poliimputada en el caso Brugal. Castedo dijo no tener «la más mínima duda» de que Fabra, es el mejor candidato a la Generalitat. Preguntado por quién la sustituirá en la alcaldía, ironizó: «Todavía no he elegido a nadie. Me voy al despacho a acabar de decidir a quién elijo».

El presidente cita hoy a los tres líderes provinciales

Alberto Fabra ha citado para compartir hoy mesa y mantel a los tres líderes provinciales (Rus, Moliner y Císcar) co el objetivo de lograr una foto de los cuatro en actitud distendida y después de haber alcanzado un acuerdo de cómo salir de esta crisis de liderazgo por el jefe del Consell.