La Federació Valenciana de Campaners destacó ayer la importancia de supervisiones periódicas en los campanarios para evitar incidencias como la producida por la caída de la campana «El Jaume», en los días de Navidad en el Micalet. Tras una reunión de su junta con carácter extraordinario, la federación ofreció todo su apoyo a los campaneros de la Catedral y se alegró de que no se produjeran daños personales sino únicamente materiales.

La Federació Valenciana de Campaners, que trabaja para el fomento del toque manual de las campanas en toda la Comunitat Valenciana, subrayó que las campanas mejor cuidadas «son aquellas que tienen vida, es decir, campanarios que tienen campaneros que hacen sonar las campanas y las cuidan, y que están siempre pendientes de ellas, tal y como se demuestra en todo el territorio valenciano». A su juicio, los campanarios que más probabilidades tienen de incidentes son aquellos que no están bajo la supervisión periódica de gente campanera que se encarga de velar por el buen estado de los elementos que forman parte de las campanas y de la sala donde se albergan, ya que en las torres sin supervisión pasan desapercibidos posibles roturas de elementos de la campana y también posibles averías.

Por este motivo, reivindica que los campaneros son «garantía de seguridad en los campanarios», indica la federación, que está a la espera de las conclusiones de los técnicos contratados para determinar el motivo de la caída de «El Jaume» y si fuera necesario plantear «medidas adicionales de seguridad» en los campanarios valencianos «para que este patrimonio material e inmaterial de todos los valencianos siga llenando de música nuestros pueblos y ciudades».

Preocupados por la restauración

Por otro lado, la federación lamentó que «El Jaume», una campana de «gran valor histórico y patrimonial, haya sufrido desperfectos», aunque confía en el «buen criterio» de los responsables de la Catedral de Valencia y los campaneros de la catedral para que la restauración le devuelva «todo su esplendor». La campana «El Jaume» pesa 1750 kilos de peso y fue fundida en 1429. Las once campanas del Micalet y sus correspondientes anclajes han sido sometidas a restauraciones y son revisadas de forma habitual.