Juan Botella, el asesor de prensa del vicepresidente del Consell, José Císcar, sufrió un auténtico suplicio el 22 de julio pasado cuando el entonces jefe de Seguridad del Palau de la Generalitat, Rafael Piqueras, lo interrogó en comisaría en su particular caza del topo que había filtrado documentos sensibles de Presidencia. La escena adquirió tintes de novela negra, según se desprende del escrito de denuncia de la Fiscalía contra Piqueras, por presuntos delitos contra la integridad moral y coacciones, que ayer reveló en las Corts el portavoz adjunto del PSPV Rafael Rubio. Esto «te destruye como profesional y contigo va tu familia», llegó a decirle Piqueras al periodista, quien insistentemente negó que fuera el topo del Palau o tuviera información al respecto. Rubio desveló el escrito durante la comparecencia en las Corts del conseller de Gobernación, Luis Santamaría, para informar sobre el caso del topo, un asunto que investiga el juzgado de instrucción número 15 de Valencia.

El conseller se ciñó al guión e insistió en que no hubo «ninguna investigación» de la Policía Autonómica para encontrar al topo, que el exjefe de Seguridad del Palau actuó «a título individual» cuando practicó el interrogatorio y una entrevista con Botella al día siguiente, el 23 de julio, y que no recibió «orden» alguna de Presidencia ni de nadie para actuar. Añadió que «tuvo conocimiento» de los hechos el 4 de octubre, cuando Levante-EMV los reveló, y recalcó que no iba a caer en la «fabulación» de la oposición. Pero no pudo evitar desencajar el gesto cuando Rubio comenzó a leer la denuncia del fiscal que, dijo, recibió de forma anónima. «Con una llamada te quedas sin trabajo», llegó a amenazar Piqueras al jefe de prensa de Císcar si no colaboraba. Incluso le pidió que sonsacara a los informadores el nombre, «dándoles a los periodistas lo que haga falta». Pese a que el asesor de Císcar insiste en su inocencia, el policía le suelta: «También Bárcenas o el de Gowex decían que eran inocentes». Según el relato, el exjefe de Seguridad del Palau „situado dos meses antes antes a instancias del entorno de Fabra después de fracasar una investigación interna entre los funcionarios para localizar al topo„ aseguró que el filtrador estaba en la Vicepresidencia. Piqueras alardeó ante Botella de su influencia en las altas esferas. Si colaboras, «podría ayudar a limpiar tu nombre ante las personas más importantes de la Generalitat».

El escrito del fiscal airea que el mismo 22 de julio Botella trasladó los hechos a Císcar y al subsecretario de Presidencia, Rafael Sánchez-Pellejero, un cargo colocado por Fabra tras la salida de Jesús Marín (a quien la investigación interna apuntó como posible topo), cuando en el círculo del presidente se apuntaba en privado a que el filtrador estaba en el entorno de Císcar. Presidencia conocía los hechos en julio pero no hizo nada hasta octubre, cuando lo destapó Levante-EMV. El fiscal pidió al juez que cite a declarar a los cargos a los que Botella informó, entre ellos, Císcar y Pellejero.

Un delito de torturas

Rubio vio «increíble» que Santamaría diga que se enteró por la prensa. «Si es así, debería dejar el cargo», asestó, para mantener que «a Piqueras le dio la orden un responsable de Presidencia». E insinuó un pacto al enfatizar que no se le ha suspendido de empleo y sueldo (está de subinspector en Pont de Fusta, el puesto que tenía antes de ir al Palau). Enfatizó que el fiscal acusa a Piqueras de «un delito de torturas», tipificado en el artículo 174 del Códig Penal. Santamaría sostuvo que la ley no le permite quitarle el sueldo si no hay condena.

Ignacio Blanco (EU), quien censuró la actuación «propia de Harry el Sucio», le preguntó sin éxito: «¿Por qué no cogen a Císcar a ver si canta?» Mònica Oltra (Compromís) insistió en que un policía «con 34 años de experiencia no actúa así sin una orden». «No hay connivencia», dijo Santamaría, y por eso, ante la «discrepancia» entre la versión del policia (que niega las amenazas) y el asesor, remitió el expediente interno a la Fiscalía. «Pero si me piden que lapide al policía en plaza pública, no lo haré».