La anunciada reducción de la disponibilidad de recursos hídricos en la cuenca del Júcar„hasta un 20% en el horizonte del 2040, según un reciente trabajo de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), y hasta el 32% en el 2100, según el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas„ comprometerá los usos actuales, incluida la agricultura, hasta hacerlos inviables, aseguran los expertos en planificación hídrica.

El propio Ministerio de Medio Ambiente, ahora Agricultura, sostiene en su informe sobre el impacto del cambio climático, que el consumo de agua actual de la agricultura es «insostenible». Considera necesario revisar «a la baja» las previsiones de crecimiento e incluso «la extensión actual de los regadíos», la «sustitución de cultivos de elevado coste hidrológico (arroz y maíz) por otros de menor coste y el cese de la irrigación en suelos inadecuados».

Luis Garrote, de la Universidad Politécnica de Madrid, asegura en sus «Respuestas de adecuación ante los escenarios del cambio climático» que al alto grado de aprovechamiento actual de los recursos hídricos, hay que sumar «la necesaria reserva para usos de naturaleza medioambiental» y el escaso margen para incrementar el agua disponible.

«Resulta claro „añade„ que no podrán mantenerse los usos actuales en un escenario de reducción de los recursos naturales, por lo que una estrategia futura debe consistir en una reducción progresiva de la demanda y una reasignación de disponibilidades a los usos que socialmente se estimen mas adecuados», explica.

José Esteban Capilla, coautor del informe de la UPV que anticipa una reducción de hasta el 20% en los recursos disponibles antes del 2030, cree que en la Comunitat Valenciana hay un cierto margen de intervención en la gestión de la demanda y el incremento de la oferta, así como en el fomento de la gestión integrada de las aguas superficiales y subterráneas.

En la Comunitat Valenciana apenas existe „explica„ capacidad de regulación (nuevos embalses) en las áreas próximas a la costa donde el descenso de las precipitaciones será menor, «aunque sí posibilidad de utilizar los acuíferos para almacenar el agua en los años húmedos; cabe también avanzar en los ahorros de la modernización, en la reutilización de aguas depuradas e integrar en el sistema recursos alternativos como la desalación».

Y añade que el margen de maniobra «se va reduciendo» y en un escenario previsible de menos lluvia y más calor, el suministro para las demandas del regadío «no se va a poder cumplir todos los años».