En Podemos hay dos planos. El catódico, que encuentra su máxima expresión en la fiebre política del sábado noche, y el de los círculos, que conforman la esencia de la organización: la participación asamblearia. Dicho en términos «podemizados»: los de arriba y los de abajo. Los primeros „Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Luis Alegre...„ reparten estopa a la casta, especialmente al bipartidismo, en su tarea de conquistar electores desafectos con el sistema. Pero cuando se dirimen procesos internos el discurso se centra en el continente, que es el contenido.

Se puso de manifiesto ayer en Sollana, cuyo círculo local organizó un debate entre los aspirantes a secretario general autonómico (Antonio Montiel, Ricardo Cano, Erique Picot, Mario Cánovas, Carmina Ochando y Beatriz Serrano, que representó al alicantino José María Copete, que no pudo acudir. Sollana tiene 5.000 habitantes. Al debate asistieron 59 personas, no todas locales. El favorito a secretario general por ser el aspirante ungido por Pablo Iglesias es el profesor y abogado Antonio Montiel. Defendió que las normas para elegir candidato a la Generalitat. «Primarias, primarias, primarias». Y aprovechó para lanzar una carga de profundidad a uno de los partidos rivales al apostar por «primarias de verdad, no con cuotas como las de Compromís, donde el ocho pasa al cuatro porque hay una corrección de no sé qué y el verde va delante del morado».

Fuentes próximas al síndic de la coalición, Enric Morera, expresaron su malestar con Montiel al conocer su fichaje por Podemos e indicaron que no concurrió a las primarias de Compromís porque el sistema de cuotas lo habría relegado. «Primarias limpias, abiertas y transparentes» es la receta de Montiel para designar la candidatura a las Corts. Estar en el consejo ciudadano „la ejecutiva„ «no debe ser trampolín para nadie» de cara a las listas, dijo.

Montiel será el domingo arropado por Iñigo Errejón en Valencia. Explicó por qué se presenta. «Llevo muchos años haciendo política sin partido; mis batallas siempre han sido al margen de los partidos. He rechazado muchas veces ofertas, pero Podemos es otra cosa. No se habla de cargos, ni puestos, ni grupúsculos que quieren manipular la organización; es una ventana de aire fresco y una fuerza de la naturaleza». Y remató: «Podemos no tiene catecismo ideológico, ni vocación de ser vanguardia de nada, no tiene espíritu bolchevique, ni queremos el control de unos pocos».

Defendió la necesidad de compaginar «las dos almas de Podemos» y reivindicó que su lista representa esa dualidad. Por un lado, «los círculos, el nervio y elemento fundador», y, por otro, «la gente de la sociedad civil que no participa en los círculos pero quiere participar en Podemos y hay que integrar».

La representante de Entre tots Podem Beatriz Serrano reivindicó su candidatura como la única elegida «con coherencia» en primarias en las que han participado 500 personas. «El empoderamiento de las bases, la participación ciudadana y la inteligencia colectiva» son los tres principios del partido y de su lista, comentó la representante del sector que criticó la toma de partido de Pablo Iglesias por un candidato.

Montar un partido valenciano

Los 5 minutos de los turnos de exposición inicial se cumplieron a rajatabla. Los organizadores eran implacables en el control del «tic-tac», que diría Pablo Iglesias. «Acaba ya». «Un minutillo», suplicaba Serrano. «Un minutillo no», advertía el conductor desde el atril.

Ricardo Cano, abogado del 15M o de los acusados del escrache a González Pons, lamentó que el País Valenciano tiene «el movimiento asociativo más débil del Estado y eso es fatal para el cambio». Avisó de que su propuesta incluye, cuando pasen todos los procesos electorales, «crear un partido de ámbito de País Valenciano; tenemos problemas específicos que no van a entender en Madrid». También fue aplaudido.

Enrique Picot fue el único que habló en su exposición inicial del PP y Fabra. «Dicen que no escuchan el tic-tac, pero tampoco a los dependientes, ni a las víctimas del metro, necesitan ir al otorrino». Mario Cánovas lanzó una andanada al resto al lamentar que nadie «se ha leído los programas». «Podría ponerme a llorar», afirmó. La candidata del sector de los empleados públicos, Carmina Ochando, abogó por suprimir los asesores y sustituirlos por técnicos especializados»