Podemos lo quiere todo. Volvió a demostrarlo ayer en Valencia, durante el mitin de cierre de campaña para las elecciones que elegirán al secretario general autonómico. Íñigo Errejón, número dos de Pablo Iglesias, viajó a Valencia para apoyar explícitamente a Antonio Montiel como secretario general (para cabreo del resto de candidatos) y, surfeando sobre la ola demoscópica que le aúpa como segunda fuerza, apeló directamente a los indecisos del PP y PSOE. «Mano tendida» a los que votaron bipartidismo y hoy siente «vergüenza» o «dudan». «Vengáis de donde vengáis, es con vosotros con quien se construye una mayoría social», insistió Errejón.

Podemos ha conseguido un hito. Su discurso, aún moderado, sigue siendo nítidamente de izquierda, pero su artificio retórico ha conseguido desprender a la marca de todas las etiquetas. «No somos ni de izquierdas ni de derechas», repiten como un mantra. Ellos son «la gente», los «humildes» frente a los «privilegiados», las «oligarquías», la «casta», repetían ayer, cambiando un maniqueísmo por otro. Su demoscopia, que bebe de todas las fuentes ideológicas, lo confirma a través del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Han captado el voto desencantado a izquierda y derecha, el castigo a los partidos tradicionales por parte de los expulsados del sistema, vengan de donde vengan. Lo llaman «la centralidad del tablero». Ayer Errejón insistió en el mensaje. «Cuando estamos ante la posibilidad de reconstruir la soberanía, no sobra nadie», apeló ante la euforia de casi mil personas en el Olympia.

Otro lleno, con público de teatro

Como hace tres semanas en el pabellón de la Fonteta, Podemos volvió a llenar. Incluso hubo una pequeña lista de espera para los que se quedaron sin entrada. Entre el público, de nuevo gente mayor, como en la Fonteta, pero con un perfil más propio de los que van al teatro. De fondo, versos de Benedetti cantados por Luis Pastor: «Con tu puedo y mi quiero vamos juntos, compañeros». Las entradas se sacaban como para cualquier otra función. Y el actor principal no defraudó. No hubo tiempo para 'selfies' ni para la prensa, pero a Errejón, de prosa acelerada y abrumadora, le dio tiempo a hablar de todo. Incluso de pactos electorales.

El portavoz y estratega político de Podemos exhibió el músculo que le auguran las encuestas, también en la C. Valenciana. Y vaticinó que serán ellos, como fuerza predominante entre las que se confrontan al PP, quienes dicten las condiciones del futuro gobierno multipartito a socialistas, Compromís y Esquerra Unida.

Ahí cargó veladamente al PSPV: «Para formar parte del cambio» «tiene que reconocer lo mal hecho». Podemos mete a los de Ximo Puig (que han gobernado en España) en el mismo saco que el PP: «Uno no puede estar al lado de los que han cobrado más que nunca y al lado de las familias perjudicadas por el saqueo. [...] Hay algunos que han estado durante mucho tiempo pidiendo el voto a los humildes y haciendo políticas contra ellos», atacó. «Con quien quiera poner las instituciones al servicio de la mayoría social, venga de donde venga, mano tendida, pero eso implica para algunos también reconocer que hay que girar 180 grados las políticas». «Ahí nos van a encontrar, en un nuevo gobierno de la Generalitat», afirmó.

Entre mensaje y mensaje, Íñigo Errejón tuvo tiempo hasta de proclamar a Antonio Montiel, no ya como líder autonómico de Podemos, que es lo que se vota esta semana, sino como candidato a la Generalitat: «Yo aquí no he visto una candidatura a Podemos sino un Gobierno de la Generalitat al servicio de la mayoría valenciana». Después de estas primarias orgánicas, habrá otras para elegir al candidato a la Generalitat, pero Iglesias ya ha señalado a los «círculos» cuál es su elección.