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Entrevista | Vanessa Koutouan

"A África no hay que mandar solo comida, hay que dar educación"

La responsable de un centro rural en Costa de Marfil afirma que la alfabetización cambia la vida de la mujer

"A África no hay que mandar solo comida, hay que dar educación"

Ha venido a España de tournée para dar a conocer el proyecto de escolarización de adolescentes, de formación y alfabetización de mujeres que dirige en una zona rural a solo 26 km de la capital de Costa de Marfil, donde se vive como se ha vivido toda la vida desde hace siglos, acarreando el agua, recogiendo madera para hacer fuego y cocinar el único tubérculo autóctono que se siembra, donde la higiene más básica es desconocida pero donde las mujeres se esfuerzan con infinitas ganas por aprender a leer, a cocinar y a coser para abrirse nuevos mundos y mejorar su día a día y el de su familia. La ONG Harambee ha concedido a Vanessa Koutouan (Abidjan, 1987) el premio de 2014.

¿Qué significa este premio?

Yo no me esperaba nada y me sorprendió a mí y a las personas con las que trabajo y nos dio mucha alegría. En mi pais el 60 % de las mujeres no ha ido nunca a la escuela.

¿Cuando empezó a trabajar en el proyecto Ilomba de Harambee?

Me formé en una escuela privada, estudie Inf0grafía, estuve dos años en Roma y en octubre 2013 me puse al frente del proyecto para sacar adelante la escuela, pensé que podría ayudar mucho.

El centro rural que usted dirige que tiene una escuela y un dispensario y atiende a 12.000 personas de 14 aldeas, ¿cuántas niñas van?

A la escuela vienen 25 aunque podemos acoger a 28. Cada día tengo que ingeniármelas para ver cómo pueden llegar las chicas hasta la escuela, porque allí es muy difícil. En los pueblos hay coches muy viejos que llevan a la gente y hay que estar pendiente todos los días para que no se les olvide recogerlas. Muchas se levantan a las cinco de la mañana para venir andando porque no se pueden pagar el viaje. El desplazamiento es muy difícil, solo hay pistas de tierra y las distancias son grandes.

¿Qué años tienen?

De 14 a 18, allí les damos un año de alfabetización y después hacen dos años de secundaria.

¿Leer les cambia la vida?

Completamente, como la clase de costura o de repostería y cocina porque les permite hacer una cosa distinta y llevar un poco más de dinero a casa, pueden hacer algo diferente de lo que hacían, que es cultivar el manioc, el tubérculo que se come, que es lo que hace todo el mundo.

También imparten higiene

Si, mucha educación sanitaria para cuidar de los niños y cuidarse durante el embarazo y la higiene de manos, que es muy importante. Cuando se pone un niño enfermo allí se piensa que es una maldición pero muchas veces es que tienen una infección porque no se lava.

¿Las mujeres son especialmente receptivas?

Si, notan mucho el cambio. Cuando empiezan a leer y escribir se les abre la mente y temas de higiene que no entendían, los comprenden y los empiezan a incorporar a su vida. Las mujeres allí se levantan a las 4 para ir al campo, a las 12 vuelven a cocinar, a buscar leña, agua... trabajan muchísimo pero ganan muy poco. Cuando aprenden a coser pueden hacer arreglos y como es algo que nadie hace, tienen trabajo. Este año cuando llegó la Navidad algunas pudieron comprar dos pollos para compartir con su familia, que no se come frecuentemente, y estaban muy contentas porque veían que saber coser es algo bueno que les da dinero.

¿Qué le ha traído a España?

He venido para buscar ayuda pero también la busco en mi pais. Una beca de un año para una niña cuesta 50 euros, el sueldo mensual de un profesor, 60 ? y el de un médico, 90. Para ayudar a África no solo hay que mandar comida, lo que necesitamos es educación. Si la gente empieza a aprender, muchas cosas van a cambiar en África porque podremos gestionar nuestros propios recursos, por eso la educación es tan necesaria.

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