Blanca Pérez, de 71 años, estaba dispuesta hasta salir en la foto desde su habitación en el hospital Provincial de Castelló para atestiguar que su caso era real y que el medicamento que el equipo médico solicitó para ella se retrasaba sin excusa alguna. En su caso, como en el de los enfermos que requieren lo que la Conselleria de Sanidad denomina un medicamento de alto impacto terapéutico y/o económico, no había más alternativa que el fármaco autorizado por la Agencia Española del Medicamento que requería de ese permiso especial. A Blanca, la quimio no le hizo efecto sobre su cáncer de riñón.

Los médicos que la han tratado insistieron en que su situación era urgente, según relata su hija, pero esas voces no llegaron a la conselleria con el suficiente eco.

Lo mismo ocurrió con el niño de Mislata, enfermo del síndrome de Duchenne, que su familia tuvo que recoger 250.000 firmas para que al final le dieran el único fármaco que podía ayudarle. p. g. b. valencia