El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, evidenció ayer que el vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, tiene los días contados en la política, si bien su firme voluntad de apartarlo abre un nuevo cisma en sus relaciones con la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. La decisión de la Audiencia de Palma de Mallorca de sentar a Grau el banquillo de los acusados del caso Nóos tras imputarle cinco delitos por el contrato con Urdangarín aboca al hombre fuerte de Barberá en el ayuntamiento a la dimisión, y no sólo porque el mismo se comprometió a hacerlo si finalmente resultaba procesado. Fabra dejó claro ayer que sus líneas rojas son inamovibles y avanzó que en los próximos días habrá noticias respecto al cese. Indicó que la dimisión es un asunto que corresponde a la corporación, pero «en línea con lo que dice el partido». «En el tema de la corrupción hemos sido inflexibles y lo seguiremos siendo», manifestó. Fabra desveló que había hablado con el vicealcalde y con la propia Barberá.

Con todo, ayer el vicealcalde salía de viaje de novios conservando el cargo y todos sus galones en el partido (Barberá lo nombró cuando fue sacado de la causa coordinador de la campaña electoral). La alcaldesa parece haber asumido que perderá a su mano derecha, pero desafió abiertamente las líneas rojas de Fabra, según las cuales , como se encargó de recordar ayer la portavoz del Consell, Maria José Català, «el banquillo es incompatible con el escaño». Barberá, en declaraciones a los periodistas, aseguró, visiblemente molesta, que no hay ninguna línea contra la corrupción en el partido «más allá de la que marcan los estatutos». La alcaldesa indicó que «respetará absolutamente el criterio que decida» el también concejal de Grandes Proyectos y portavoz del PP en el consistorio. «Que él haga lo que crea conveniente», mantuvo en un intento de desvincular la salida de Grau del código ético de Fabra contra la corrupción.

La alcaldesa pidió que se respeten los tiempos y los plazos de la justicia, así como el derecho absoluto de Grau a presentar el escrito de defensa y el resultado de este trámite porque «puede dar uno u otro». En realidad, la resolución de la Audiencia de Palma de Mallorca que ordena sentar a Grau en el banquillo no tiene recurso posible. Así, el escrito al que aludió Barberá es el referido a las conclusiones provisionales sobre la defensa de Grau. Es decir, el vicealcalde podría resultar absuelto, pero ningún recurso puede salvarle ya del juicio, que todavía no ha sido señalado. «Es necesario contar con los plazos de la justicia y respetarlos. No son plazos de ir deprisa y corriendo, precipitándose. Hay que respetar los plazos», apostilló.

La postura de la alcaldesa no pasó desapercibida por el entorno del presidente Fabra en el que no se descarta que Grau retrase su decisión de irse e incluso se enroque como está haciendo la alcaldesa de Novelda, Milagrosa Martínez, procesada en Gürtel. Eso sí, en el PP se da por hecho que Grau no podrá repetir en unas listas que aprueba Génova.

Las diferencias entre Fabra y Barberá se agrandan en un momento delicado. Ni uno ni otro han sido aún ratificados como candidatos. La alcaldesa tiene los parabienes de Rajoy, mientras que prácticamente todo el PP da por hecho que Fabra será el cabeza de lista. Ahora bien, algunos no descartaban ayer que la alcaldesa hiciera llegar de nuevo a Génova sus discrepancias con el líder del PP.