El Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (Pacma) entregó ayer en las Corts 18.000 firmas para impedir que los bous al carrer se incluyan en la Ley de Señas de Identidad que el grupo popular pretende aprobar en la Cámara el próximo 25 de marzo y se los reconozca así como Bien de Interés Cultural. Ana Espinosa, coordinadora de PACMA en la provincia de Valencia, manifestó en el acto de entrega de las firmas que con esta acción pretenden que la Conselleria de Gobernación y Justicia «vea que casi veinte mil personas están en contra de que algo que es tortura sea declarado cultura». Espinosa mostró su rechazo a esa declaración de Bien de Interés Cultural, asegurando que carece de sentido que se equipare un auténtico bien cultural como el Real Monasterio de Santa María de El Puig con «un acto de maltrato animal como son los bous al carrer».

El Partido Animalista entregó además una carta a cada grupo parlamentario en la que explican los motivos que les han llevado a esta recogida de firmas, les piden que no apoyen la iniciativa y les instan a que se comprometan a derogar la Ley de Señas de Identidad si llegan al Gobierno tras las elecciones de mayo de 2014.

Entre los motivos expuestos por la plataforma para su petición, Mario Estruch, voluntario de la formación, explicó que incluyen dos informes veterinarios donde se recogen los malos tratos que sufren los toros «en los diferentes tipos de bous al carrer, como el bou embolat, el bou a la mar o el clásico bou al carrer» y el sufrimiento «real, como mamífero y ser sintiente» que sufre un animal durante estos festejos.

Estruch también apeló «a la ética», asegurando que «ya que queremos que se acabe con la violencia de género o la violencia a los menores creemos que también es importante que se acabe con la violencia hacia los animales porque es una de las bases de ese maltrato» y, además, ha destacado la relación «demostrada» entre el maltrato animal y el maltrato a las personas. Los miembros de la plataforma concluyeron señalando que no creen que los bous al carrer sean «una seña como para sentirse orgulloso», sino que prefieren señas de identidad «más éticas y culturales, como por ejemplo las fallas».