El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, asegura sentirse "dolido, apenado y sorprendido" como "hombre de fe" y como español ante lo que tacha de "minirreforma de la ley del aborto", y reconoce que no puede permanecer callado ante el "desconcierto" que esta ha generado.

Según informa el Arzobispado, Cañizares plantea estas consideraciones en un artículo que hoy publica el periódico de la diócesis de Valencia "Paraula".

"Por honestidad intelectual, por fidelidad a mis convicciones y a mi fe, y en mi deber de amor y lealtad para con nuestro pueblo, así como en mi lealtad ante quienes tienen responsabilidades legislativas o de gobierno, no puedo permanecer callado: ¡apuesto por el hombre! y, por eso, apuesto por la madre y por el niño", señala.

"Me he sentido muy dolido, apenado y sorprendido en mi condición sencillamente de hombre de fe, de razón y como ciudadano de un país como el nuestro", confiesa el cardenal.

También hace un llamamiento a "jueces, expertos en leyes, médicos, pensadores" para que "salgan en defensa del hombre y de esos niños que no van a nacer, y que cuentan tan poco en la 'ley' vigente, en el fondo sancionada de alguna manera por la mínima reforma que el Partido Popular introduce ahora en su contenido".

A su juicio, "el desconcierto que ha suscitado en muchos esta minirreforma es más que notable" y tras advertir de que "las consecuencias son imprevisibles", concluye asegurando que "con el derecho a la vida no se juega, es innegociable".

Para Cañizares, "el Gobierno, olvidando sus principios, desdiciéndose de gestos anteriores y volviéndose atrás de las promesas electorales, aprobó una mínima reforma, más real que aparente, de la ley vigente que consagra el derecho al aborto".

Esa "mínima reforma", según el arzobispo, "deja intacta la ley y los apoyos de la ley, que el propio Gobierno estimó, en su día, inconstitucional".

Antonio Cañizares reconoce que "desconocía por completo que el Partido Popular había cambiado tan radicalmente hasta hacer suyo un texto que reprobó en su momento y que pertenece a la ideología de la oposición".

Las consecuencias de esta decisión política "son muy graves; entre otras, las de un relativismo brutal -verdadera dictadura- que carcome y mina los cimientos éticos de la convivencia social", augura el prelado.

Además, ve "paradójico" que la ley vigente, "que tanto se pronuncia por la libertad, no reconozca la libertad de conciencia ni la objeción de conciencia de médicos, del personal sanitario o de otros implicados en el asunto, siendo así que la libertad de conciencia y -consecuentemente la objeción de conciencia- está en la base del actuar libre del hombre".