Las grabaciones en poder del juez afectan a políticos del PP y estrechos colaboradores de Rus. El presidente de la diputación se enteró de la existencia de los registros sonoros hace unos días. Rus y su entorno cayeron en la más absoluta desazón. De la que el líder provincial experimentó una ligera mejoría, apreciable incluso el martes en el pleno y la comparecencia previa ante la prensa. No se vio ni la sombra de la versión más genuina y efervescente de Rus, pero tampoco a un hombre hundido.

Porque a esas alturas ya se había asesorado jurídicamente. Y alguien le abrió la puerta para que entrara un rayo de luz, una posibilidad de que el juez no acepte las grabaciones como prueba. Es el clavo ardiendo al que se agarran. Con todo, admiten que políticamente el daño de la causa abierta en el juzgado podría ser irreparable. En esas grabaciones hay pasajes en los que se proyectan críticas a rivales en las luchas internas del PP por el poder, aparecen conocidos concejales con responsabilidades orgánicas, se repasa el estado de la cuestión de los procedimientos de algunos contratos y hasta se comentan negocios en Brasil. La Fiscalía ha explorado esa vía americana, en la que aparecen vínculos con un constructor muy conocido.

Estas pesquisas se han realizado desde agosto de 2014. Por esas fechas, Benavent había viajado a Eivissa porque tenía en mente comprarse una casa de campo en el interior de la isla y trasladarse a vivir allí lejos del mundanal ruido. Eran los sueños de anacoreta de quien no escondía sus diferencias con Rus y el PP y hasta mostraba entusiasmo por Podemos. Luego voló más lejos.