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«Pagamos un IBI tan caro como el de la Gran Vía»

«Los vecinos de la Devesa hemos demostrado que se puede vivir en armonía en un espacio natural», aseguran

Los nuevos itinerarios para peatones, una reciente conquista. Los vecinos quieren una poda selectiva por miedo a los incendios. eduardo ripoll

Vivir en la Devesa de El Saler, además de ser un privilegio por el medio natural en el que se encuentra, no es fácil desde el punto de vista de un ciudadano que, siendo de Valencia, no goza «ni de lejos» de los mismos servicios que el resto de los habitantes de la urbe. «Pagamos un IBI tan caro como el que pagan los propietarios de la Gran Vía, pero sin embargo los servicios que recibimos son más bien escasos», recuerda Ana Gradolí, presidenta de la Asociación de Vecinos del Monte de la Devesa de El Saler.

Hasta hace bien poco en la Devesa vivían prácticamente sin luz por las noches. Durante años reclamaron la instalación de 33 puntos de luz ecológicos y por fin este año se instalaron 13. A pesar de ser la tercera parte de los que pidieron aseguran que están «muy contentos». «Lo cierto es que en el último año nos están haciendo caso, por fin, tras cuatro años de reivindicaciones desde que se formó esta asociación», explica Gradolí. Hace poco se inauguraron una serie de itinerarios para peatones con pintura reflectante por las noches. Otra pequeña conquista, pero inacabada. «Todavía nos hacen falta unas pasarelas de madera para los minusválidos y los carritos de bebé. Ademas, en algunas partes de la urbanización los pasos están tan sucios que es imposible pasar, y claro, no hay limpieza porque la Oficina Técnica de la Albufera dice que no tiene medios para hacerlo», lamenta la presidenta de la entidad vecinal.

Otro logro importante fue la llegada del autobús de la EMT o que reasfaltaran algún pequeño tramo de sus calles, pero en la balanza siguen pesando más las carencias. Por ejemplo, temen por su seguridad y por sus vidas. «Las ramas de los árboles entran por las ventanas de muchas casas. Exigimos un perímetro de seguridad que no se aprueba y vivimos con miedo de que haya un incendio», señala Gradolí.

La presidenta de los vecinos de la Devesa resume sus reivindicaciones en un objetivo de mínimos: «Queremos que al menos se mantenga lo que ya está».

Si algo une a los vecinos de la Devesa es su amor por la naturaleza. Por ello un buen día se endeudaron para tener una casa en un lugar como éste. «Los que vivimos en la Devesa amamos más que nadie el medio ambiente y hemos demostrado que se puede vivir en armonía en un espacio natural. Es más, sin nosotros viviendo aquí, difícilmente el Ayuntamiento de Valencia habría invertido tanto en la protección del parque natural. Hemos propiciado que haya vigilancia y cuidado», asegura María, que también forma parte de la entidad vecinal.

«Sin embargo las administraciones nos han condenado, y vivimos con una total falta de servicios», lamenta María, que cree las soluciones políticas que le han dado en los últimos años a los vecinos de la Devesa «no han estado nunca a la altura de las personas».

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