Un día y medio después de que Levante-EMV publicara los primeros contenidos de las grabaciones de la trama de corrupción que ha salpicado a Alfonso Rus y que se extiende por distintas instituciones del PP, Alberto Fabra sentenció ayer la carrera política del alcalde de Xàtiva. Pese a no existir imputación, la crudeza de las conversaciones, a pocos días de las elecciones, han llevado a Fabra a ir un paso más allá y precipitar la caída del líder provincial. Es un hecho sin precedentes.

Tras varias jornadas de contactos infructuosos encaminados a que Rus dimitiera, los hechos se desencadenaron a partir del mediodía de ayer sábado. Antes de que le echaran, Rus emitió un duro comunicado a las 16 horas en el que se enrocaba como presidente del PP de Valencia y de la diputación: «Continuaré adelante». Afirmaba sentirse «indefenso y víctima de un ataque informativo y político brutal, enmarcado en una campaña electoral y por razones políticas». Rus, además, dejaba claro en su comunicado que no está «imputado», para evidenciar que no sobrepasa las líneas rojas de Fabra, aunque se cuidó de no atacar a la dirección del PPCV para no dar motivos para su expulsión, como ocurrió con Rafael Blasco.

A esas horas, en todo caso, Rus ya sabía que estaba sentenciado. Era dimisión o salida forzada y tenía de plazo hasta el mediodía. Poco después de las seis de la tarde, el presidente del PPCV anunciaba la apertura de un expediente disciplinario contra Alfonso Rus y le suspendía provisionalmente de sus funciones como presidente provincial del PP de Valencia, cargo que pasa a asumir en funciones Vicente Betoret, hasta ahora secretario general de la provincial. De sus cargos públicos, presidente de la diputación y alcalde de Xàtiva, Fabra no puede destituirle. La batalla se traslada ahora a esas instituciones.

En paralelo a esta destitución, Fabra pedía a Génova que inicie el trámite de suspensión cautelar de militancia. Es la dirección nacional la competente para aplicar medidas disciplinarias a Rus al ser este miembro nato de la Junta Directiva Nacional.

El jefe del Consell apelaba en su escrito al «deterioro público muy significativo de la imagen del PP» tras las «informaciones recogidas por varios medios sobre posibles hechos llevados a cabo» por Rus. Las conversaciones reveladas por Levante-EMV entre Marcos Benavent, exgerente de Imelsa, y Máximo Caturla, vicepresidente segundo de la diputación, se refieren a presuntas comisiones por las que se interesa Rus.

El jefe del Consell también argumenta en su escrito que los cargos del PP «han de observar la máxima ejemplaridad [...] absteniéndose de cualquier conducta que, aún siendo legal, pueda dañar la imagen u honorabilidad» del partido. Para justificar su decisión, Fabra apela a la vulneración del artículo 13.1. i) de los Estatutos del partido.

Génova, que sigue la situación con preocupación los últimos días, estaba al tanto de las operaciones. De hecho, lo último que quería Rajoy era una foto con Rus en los actos de precampaña del próximo martes en Valencia. Fabra estaba apremiado para cortar la crisis este fin de semana. Poco después de conocerse el escrito del jefe del Consell, el Comité Nacional de Derechos y Garantías acordaba la suspensión cautelar de militancia.

La decisión estaba cantada desde hace una semana. Concretamente desde que el pasado sábado Fabra se plantó en Xàtiva para advertir a Rus de que si se filtraba una grabación que evidenciara «conductas reprobables» se tendría que ir, como adelantó este diario. Rus estaba sentenciado, a falta de un entrecomillado en una portada. El viernes, este diario fue el primero en publicar la literalidad de unas grabaciones, apenas un extracto de las diez horas que EU entregó al fiscal y que llevan de cabeza a todo el PP.