El presidente de Avialsa, el empresario Vicente Huerta, ha negado este sábado haber invitado al exdelegado del Gobierno y exconseller de Gobernación y Justicia, Serafín Castellano, a cacerías o haberle hecho regalos, al tiempo que ha asegurado que en esas cacerías nunca hablaban de trabajo ni de los contratos que tenía el grupo empresarial con la Administración.

Así consta en la declaración de Huerta, a la que ha tenido acceso Europa Press, ante la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Sagunt, que le ha dejado en libertad con cargos, en el marco de la investigación abierta por supuestos favores de Castellano --detenido y puesto en libertad con cargos-- a la empresa, con cuyo presidente coincidió en cacerías.

Ante las preguntas del fiscal sobre si él organizaba las cacerías junto con Emiliano Castedo, dueño de Aprovechamientos Cinegéticos, Huerta ha manifestado que no y ha precisado que era el exgerente de Avialsa, Francisco Alandí, quien lo hacía y que nacía de él esa organización. El empresario ha declarado que a él lo que le decía Alandí es que "era una buena ocasión para tener relación con los empresarios".

En su declaración, ha asegurado no saber por qué se invitaba a Castellano a las cacerías, que nunca habló de esas cacerías con el exconseller y que en ellas, en todo caso, nunca hablaban de trabajo y, en concreto, de los contratos que tenía el grupo empresarial con la Administración porque, además, llevaban trabajando muchos años con diferentes consellerias y si tenían algo que hablar de trabajo se hacía en el despacho oficial. Además, ha insistido, el trabajo en el día a día no se organizaba con el conseller, sino con los técnicos.

Sobre su relación con Castellano, Vicente Huerta ha señalado que tenían trato porque Avialsa tenía contratos con la Administración y coincidían en presentaciones y en asuntos de trabajo. "De ahí a que yo le invitase no, porque realmente no", ha sostenido.

Preguntado por si las cacerías en que coincidió con Castellano las pagaba Avialsa, ha explicado que las facturas que llegaban a la empresa en este sentido eran visadas por el gerente, en ese momento Alandí, y se pagaban. No obstante, ha puntualizado que como eran cantidades muy altas decidió que la empresa no pagara más cacerías y así se lo hizo saber al propio Alandí.

Respecto a Emiliano Castedo, Huerta ha señalado que le había visto en las cacerías pero nunca negoció con él hasta que apareció en Avialsa con unas facturas. Alandí dijo, según ha declarado, que había una factura pendiente --de unos 100.000 euros-- y aceptó una reducción de esta última factura de unos 30.000 o 40.000 euros a cambio de cobrar.

Alandí, según la declaración de Huerta, le insistió muchísimo en que esas cacerías eran importantes para las empresas del grupo, pero las paró en seco diciendo que no iban a pagar más.

Ningún regalo

Asimismo, Huerta ha negado que hiciera ningún regalo a Serafín Castellano y ha manifestado que ha conocido con posterioridad que se han cargado facturas a Avialsa de unas armas pero no lo ha hecho personalmente ni a sabiendas suyas, porque los únicos regalos que se hacían a técnicos, empleados y consellers era en Navidad, el "único detalle que se tenía con la administración".

Ha admitido que asistió a una comida organizada por Alandí de final de campaña a la que asistirían también el conseller, directores generales y técnicos sin que el gerente le dijera nada de un arma para el conseller. De hecho, ha precisado que cuando interpuso la querella contra Alandí incluyó tres facturas de armas, visadas por Alandí, y entendió que lo había comprado para él y no lo debía pagar la empresa, pero en ningún caso entendió que fueran regalos o encargos para el conseller.

Según Huerta, descubrió que el arma está a nombre de Castellano por la prensa y por las facturas. Ante la juez, el empresario ha recalcado que personalmente nunca ha entregado un rifle a Castellano.

Alandí, con poderes completos

Ante las preguntas de la defensa, Huerta ha explicado que es presidente de Avialsa desde 2005 y desde entonces pasó a llevar los temas comerciales del conglomerado empresarial. Alandí se dedicó, mientras tanto, a la gerencia de las empresas del grupo y tenía poderes completos para gestionar la empresa, encargándose del día a día, y era el encargado de contratar, despedir o visar las facturas.

Así, ha indicado que se desentendió de la gestión y tenía plena confianza en él y "lo que él le decía lo hacía sin dudarlo ni un segundo", hasta el punto de que la documentación que le llegaba ya visada por Alandí la firmaba sin mirarla, dado que todos los asuntos estaban filtrados o con el visto bueno del gerente.

No obstante, ha continuado en su declaración, a finales de 2012, al conocer que las empresas tenían problemas económicos después de que uno de los asesores más antiguos le avisara de que estaba en quiebra técnica y le recomendara declararse en suspensión de pagos por las deudas enormes e inasumibles, encargó una auditoría externa sin avisar a Alandí, que dijo que por razones de salud causaba baja en la empresa cuando se enteró.

Según Huerta, Alandí ganaba aproximadamente 2 millones de euros al año desde los últimos dos años y tenía, además, dos coches de empresa. Al conocer gastos de Alandí a cargo de la empresa, como viajes o tarjetas, así como la creación de una empresa, Glofrane, que presuntamente facturaba a Avialsa por conceptos falsos, ficticios y vistados por Alandí, decidió interponer una querella contra el ya entonces exgerente.

Tal y como ha apuntado el presidente de Avialsa, calcularon en torno a 1 millón de euros de apropiación que no era correcta y le pidieron a Alandí que devolviera esta suma porque a la empresa le hacía falta y para no emprender acciones legales contra él.

Chantaje de Alandí

Según su relato, Alandí dijo que no estaba dispuesto porque él tenía unas informaciones y datos de la empresa que si le demandaba iba a utilizar contra él, intentando chantajearle con temas delicados, de corrupción, que el declarante asegura que desconocía. No obstante, Huerta siguió adelante y emprendió acciones legales contra Alandí, que se siguen en otro juzgado.

De hecho, ha interpuesto una querella contra la mujer de Alandí por estafa, contra su lugarteniente, jefe de Informática de Avialsa, y contra un jefe de aeropuerto porque chantajeaba a un empleado.

"Castellano es un cabeza de turco"

A la salida del juzgado, Huerta, ha apuntado directamente a Francisco Alandí Escrig, que durante 18 años fue gerente de esta empresa y que salió de ella en diciembre de 2012.

Según han informado fuentes de la asistencia letrada de Huerta, unos meses después, en junio de 2013, Avialsa se querelló contra él por un delito continuado de estafa, al descubrir que se había lucrado con dinero de la empresa, que utilizó para reformar su chalet o para gastos personales.

Según las mismas fuentes, la querella de Avialsa contra Alandí se tramita en el juzgado de instrucción número 2 de Sagunto, que en un auto del pasado 5 de mayo requería a Alandi para que depositara 500.00 euros de fianza para hacer frente a responsabilidades derivadas de un presunto delito de estafa agravada y apropiación indebida. Tras prestar declaración, ha quedado en libertad sin fianza, no se le han impuesto medidas cautelares y, a diferencia del resto de procesados, no se le ha retirado el pasaporte, según su abogado, Manuel Sáez.

Según las mismas fuentes, la querella de Avialsa contra Alandí se tramita en el juzgado de instrucción número 2 de Sagunt, que en un auto del pasado 5 de mayo requería a Alandi para que depositara 500.00 euros de fianza para hacer frente a las responsabilidades derivadas de un presunto delito de estafa agravada y apropiación indebida.

"Es una venganza, sin duda, lo explicaremos debidamente, como toca. Os lo explicaremos la próxima semana con todo detalle en nuestras instalaciones", ha afirmado el propietario de Avialsa, Vicente Huerta, visiblemente fatigado tras haber participado en registros hasta las 5 de la madrugada y haber pasado la noche en dependencias policiales.

Según ha explicado el representante legal de Vicente Huerta, "Serafín Castellano es el cabeza de turco que ha usado Alandí para presionar a Avialsa, pero no hemos querido ceder nunca al chantaje y aquí estamos. Él (exgerente) acabará siendo el único imputado por unas diligencias que él mismo ha abierto por unos hechos que él solo conocía. Los regalos se los inventó".

La empresa Avialsa se ha querellado contra Alandí, su mujer, Gloria Aldecoa, por supuestamente haber realizado gastos suntuarios a costa de la empresa, y contra dos empleados, a quienes considera "lugartenientes" del exgerente, uno de los cuales podría haber extorsionado a varios empleados.

"El señor Alandí está a un paso de sentarse en el banquillo", ha explicado el letrado Manuel Sáez, quien le acusa de delitos continuados de estafa y apropiación indebida, y explica que su mujer "se iba de compras a Madrid con la Visa de la empresa" y adquiría "modelitos de mil euros la prenda".

Por último, Sáez ha calificado de "desproporcionada" e "incomprensible" la actuación de la Fiscalía en relación a las detenciones y registros practicados, pues ha defendido que Avialsa siempre ha colaborado con Anticorrupción.