­Los nuevos concejales rivalizaron ayer en el uso del valenciano. En el día cero de un mandato que se adivina austero, los gestos cobran especial importancia. Conscientes de ellos, los concejales se emplearon a fondo en dejar ver, nítidos, esos gestos. Los ediles de Compromís, incluido el alcalde de Valencia, Joan Ribó, prometieron su cargo en valenciano, así como los ediles del PSPV y los de València en Comú „excepto Roberto Jaramillo que habló en castellano„. También lo hicieron Maria Àngels Ramón-Llin (PP), Cristóbal Grau (PP), Félix Crespo (PP), Lourdes Bernal (PP), María Amparo Picó (Ciudadanos) y Manuel Camarasa (Ciudadanos).

Adiós a las corbatas. La nueva corporación marca, también, el comienzo del tiempo de los «desencorbatados». El alcalde no llevaba, y comentó que sólo su madre, ya desaparecía, podía obligarle a ello. Ningún edil de Compromís llevaba corbata y el único que iba con traje era Carlos Galiana. Todos los ediles llevaban camisa menos Grezzi, que acudió con camiseta y con una muy comentada americana verde. Jaramillo, por su parte, llevaba camisa de cuadros y vaqueros. Por la parte femenina, Beatriz Simón y Lourdes Bernal iban con vestido. Hubo mucho blanco: Picó, Gloria Tello de Compromís y María Jesús Puchalt vestían este color.

Despistes al llegar. El pleno de ayer tuvo momentos en los que transpiró lo que se conoce como «nueva política». Lo hizo, cómo no, a través de gestos, voluntarios o involuntarios. Por ejemplo, cuando Joan Ribó y su equipo de gobierno llegó al ayuntamiento, lo hizo andando por la plaza y subió las escaleras. Iban a entrar directamente en el Salón de Plenos pero el personal del consistorio les llevó hacia la Alcaldía, donde esperaban el resto de concejales de la corporación. Por cierto que al salir de la Alcaldía hacia el Salón de Plenos, abrió la marcha Jordi Peris, de València en Comú.

Caras largas en el PP. Mientras Compromís, València en Comú y PSPV „por formar parte del equipo de gobierno„ eran todo sonrisas, en el PP todo eran caras largas. Aunque los había sonrientes „Cristóbal Grau entre ellos„, la mayoría estaban serios, conscientes de su nueva labor en la oposición. Mientras Ribó atendía a los medios, Novo y Simón aguardaban en una esquina.