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Tancat de Milia (Sollana)

El pulmón de l'Albufera

Los filtros verdes oxigenan el agua del lago y reproducen a pequeña escala la biodiversidad del parque

El pulmón de l'Albufera

El parque natural de l'Albufera es una caja de sorpresas que esconde en su interior espacios verdaderamente asombrosos y desconocidos para el gran público. Los filtros verdes constituyen una de esas joyas ocultas en las entrañas del humedal, que tienen no sólo un gran valor ambiental en el proceso de recuperación del lago, sino también un importante atractivo turístico y de carácter educativo al tratarse de reproducciones a pequeña escala de la riqueza que atesora la laguna más grande de España.

El Tancat de Milia, en el término municipal de Sollana, se ha convertido desde 2011 en un nuevo referente sobre el que se intenta impulsar un proyecto de turismo rural y sostenible. Se trata de un antiguo arrozal ubicado en la orilla sur, una vieja superficie de cultivo cerrada por una mota perimetral y que dispone de un motor para la extracción de agua, ahora reconvertida en depuradora que de forma natural se dedica a regenerar los recursos hídricos del lago y oxigenarlos para mejorar la calidad de los mismos. Es un modelo mundial que países como China intentan importar. Estos terrenos fueron ganados al lago durante el siglo XIX y principios del XX y por eso la altura de los tancats „que se distribuyen a lo largo y ancho del parque„ se encuentra por debajo del nivel de las aguas de l'Albufera.

El Tancat original de Milia contaba con una superficie de 521.381 metros cuadrados y actualmente se ha divido en dos y se ha destinado una superficie de 450.000 a la construcción del citado filtro verde que a través de plantas limpia el agua. Su puesta en marcha y la consiguiente mejora de las aguas de la zona han sido un imán para atraer a la fauna y recuperar la flora al convertirse Milia en un santuario dentro del propio parque, una estación para muchas de las aves que antes pasaban de largo en su migración anual y hoy paran a descansar, alimentarse y criar en esta zona restaurada.

Desde septiembre de 2011 se han detectado más de 200 diferentes especies diferentes y se han llegado a monitorizar especies vistas o anilladas por primera vez en la reserva natural. Se tratan de la curruca mosquitera (Sylvia borin), la bisbita gorgirrojo (Anthus cervinus), el mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli) o el zarcero icterino (Hippolais icterina), entre muchas otras.

Pero a parte de ser un punto de parada referencial para las aves, empieza a erigirse como espacio de asentamiento y reproducción de muchas especies. Una de las reproductoras que se han encontrado en el filtro es el pato colorado (Netta rufina), cuyo censo en todo el parque suele contabilizar una cuarentana de parejas. Los biólogos destacan que esta ave acuática es exigente con la calidad hídrica, «evidenciando la relación directa entra la mejoría de las aguas del filtro con la reproducción de algunas especies». Aunque no sólo las aves. Los galápagos europeos (Emys orbicularis), amenazados por el invasor de Florida, también se abren paso lentamente.

Milia es sede habitual de actividades de anillamiento de aves y su entorno también ha sido punto de partida competiciones de Vela Latina, una tradición que en Sollana ahora también han recuperado. Desde su mirador se dispone de unas vistas privilegiadas al lago y todo el marjal y es punto de llegada de diversas rutas que parten desde Sollana, como una ornitológica.

Oferta gastronómica

En su entorno, diversos núcleos urbanos ofrecen al visitante una importante oferta de restaurantes donde es posible regalar al paladar los sabores más genuinos de l'Albufera. Si Milia es santuario de la fauna, el Palmar y el Perelló lo son del buen comer y aún es posible pasear por sus calles, o si se desea en barca por los canales del lago, saboreando un pasado de cañas y barro. En el Perelló la última tendencia es la apuesta por el denominado «caviar rojo», el tomate originario de estas tierras arenosas que vive un período de reinvención y encumbramiento en los altares de la alta cocina con un sinfín de aplicaciones „también en los postres„ que pueden saborearse en los restaurantes locales.

A parte, el marjal depara otros espacios que se encuentran a cobijo del turismo de masas, como es el caso del Portet de Sollana, un enclave de alto valor ecológico y turístico de camino a Milia que sirve para realizar varias actividades como el senderismo y el piragüismo. Los «alterons» son otros de los tesoros a tener en cuenta. Se trata de una especie de monte de poca altura aislado en un terreno plano. En la marjal del Barranquet de Sollana está el de Mingarro, lleno de naranjos donde se pueden observar dos motores que jalonan el rico patrimonio hidráulico, una balsa, un olivo y diferentes huertos.

En el término también está el de la Puça, con los restos de la única cenia que se mantiene todavía, de la cual se conservan dos ruedas y el eje central con las planchas para hilar las aguas hacia la pica de distribución.

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