El papa Francisco entregó ayer al cardenal Antonio Cañizares el palio como arzobispo metropolitano de Valencia tras la eucaristía en honor de san Pedro y san Pablo, cuya solemnidad litúrgica se celebra ese día en la Basílica de San Pedro del Vaticano. La entrega del palio tuvo lugar en un acto privado, después de la modificación introducida por el papa Francisco el pasado mes de enero para sustituir el procedimiento anterior, que consistía en la imposición oficial del palio, en la misa de los santos Pedro y Pablo, en un rito en el que los nuevos arzobispos nombrados en el último año acudían delante del pontífice, se arrodillaban ante él y recibían el palio, uno a uno.

Ahora, según el nuevo procedimiento, los nuevos arzobispos que concelebren con el papa en la misa del 29 de junio recibirán el palio después de la eucaristía, en privado, de manos del Pontífice «mientras que la imposición se realizará, más adelante, en sus diócesis de origen por parte de los nuncios apostólicos, en calidad de representantes del papa», explicó Vicente Cárcel, vicario episcopal de los sacerdotes valencianos residentes en Roma,

El palio, «que simboliza la unión de los arzobispos metropolitanos con el papa», es una cinta o banda de lana blanca que se coloca sobre la casulla y que rodea los hombros, en forma de collarín, con dos apéndices que caen sobre el pecho y la espalda. Incorpora, además, seis cruces negras bordadas, una en cada hombro, dos más por delante y otras dos por detrás. Además, los palios «no se imponen a la persona, sino que lo reciben como arzobispos metropolitanos y lo utilizan mientras ejercen como tales», señaló Cárcel. De ese modo, el cardenal Cañizares «ha utilizado un palio como arzobispo de Granada, y otro como arzobispo de Toledo y Primado de España».