Las dos primeras llamadas del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, evidencian cuál será la acción del nuevo gobierno. El desagravio a algunos colectivos tras veinte años de mayoría del Partido Popular y la reivindicación de un cambio del modelo de financiación al Ejecutivo de Mariano Rajoy. Los primeros contestaron. El segundo, lo hará en las próximas horas, ya que el presidente del Gobierno ayer estaba centrado en la crisis económica griega.

Puig llamó a la presidenta de la asociación de las víctimas del metro, Beatriz Garrote «para pedirle perdón en nombre de la Generalitat porque ha sido una gestión del accidente lamentable, por parte de la institución». Al respecto, Puig confesó que ha sido «extremadamente emocionante» para él.

«Me siento heredero provisional de esta institución y creo que esta institución debe reafirmar su dignidad en base a un comportamiento y el primero es pedir perdón a aquellos a los que se ha ofendido y reparar conjuntamente la relación entre esta institución y los ciudadanos», continuó Puig. El jefe del Consell insistió en que el Gobierno valenciano «solo tiene sentido si realmente sus dueños son los ciudadanos».

Garrote calificó la llamada de «muy cordial» y destacó que todos los partidos políticos —salvo el PP— «estaban en la línea de que un gesto así era necesario» aunque también señaló que todavía les «cuesta creer en los políticos» y «digerir un trato así» del Consell «tras nueve años».