Los programas electorales y las promesas de los políticos suelen hacer incursiones por la estratosfera mientras que los gobiernos tienden a acampar en la realidad. Le acaba de suceder al Consell de izquierdas que preside el socialista Ximo Puig. El PSPV pretendía, de entrada, eliminar las viceconselleries —secretarías autonómicas— e intentar reducir el número de directores generales. Finalmente, tras la negociación con Compromís y la decisión de ambos partidos de conformar conselleries que llaman de «mestizaje» —con el organigrama repartido entre socialistas y la coalición que lidera Mònica Oltra—, se ha mantenido tanto la figura de secretario autonómico como el número de altos cargos con ese rango. Habrá 18, exactamente los mismos que en el último Ejecutivo de Alberto Fabra.
Había quince en las conselleries y tres en Presidencia: la secretaria autonómica de Comunicación, la de Organización Coordinación y Relaciones Institucionales y el puesto del director de gabinete del presidente, con rango de secretario autonómico. En el nuevo Consell hay también quince, además del responsable de la Agencia Valenciana de Turisme, el de la nueva Agencia de Respuesta a las Emergencias y el director de gabinete de Ximo Puig. El número de directores generales en el organigrama de la Generalitat que se está reorganizando será de 52. De entrada, PSPV y Compromís barajaron la cifra de 49, lo que significaba mantener los existentes. En total, así pues, el Consell bipartito tendrá cuatro altos cargos más que el último del PP. Porque, además de la inflación en tres directores generales, el pleno del Gobierno cuenta con diez miembros (ocho consellers, la vicepresidenta y el presidente), frente a los nueve anteriores.
Las portavoz adjunta del PP en las Corts Isabel Bonig censuró que después de que el «frente popular contra el PP abogaran por reprofesionalizar» la Administración y adelgazar la estructura «ayer nos llevamos la sorpresa cuando vimos», dijo, que el actual Gobierno tripartito tiene más cargos. Las intenciones se han quedado «en demagogia», dijo, y criticó la creación de agencias, «algunas ya existentes como direcciones generales».
